En plena amenaza de un nuevo embate del temporal causado por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), el programa «Demos: el gran sondeo» de Telecinco, ha retornado a las zonas que mayor impacto sufrieron en episodios previos, mostrando la tensa espera de los habitantes ante la posible repetición de las devastadoras condiciones climáticas.
Desde Sedaví, Valencia, el reportero Jacobo, protegido por un paraguas, transmitió en vivo la preocupante situación y el sentir de la comunidad ante la inminente llegada del temporal. Previo a su intervención, voces de Aldaya y Algemesí ya habían actualizado sobre la escasa evolución en la preparación y las defensas de estas localidades contra las inclemencias del tiempo, que parecen aproximarse con renovada fuerza.
La comunidad valenciana se encuentra en vilo, como declaró uno de los reporteros en directo, resumiendo la sensación generalizada con una frase contundente: «Estamos conteniendo la respiración y esperando que no se produzcan tormentas fuertes». La atmosfera se cargó de preocupación al caer la tarde, cuando desde las seis se informó sobre restricciones al tráfico en la región, mientras las imágenes transmitidas mostraban cómo los residentes organizaban sus vehículos para facilitar el paso de emergencias, bajo un cielo cargado de presagios con relámpagos que adelantaban lo peor.
Ante la escalada de la situación y el peligro que esto representa para el equipo de reportaje, Risto Mejide no dudó en intervenir directamente desde el estudio, priorizando la seguridad del periodista Jacobo por encima de todo: «Si se complica mucho la situación, ¡lárgate de ahí! Yo paso de poner en peligro a nadie del equipo», expresó el presentador, haciéndose eco de la política de no comprometer la integridad de sus colaboradores por una exclusiva, práctica no siempre seguida por todos en el medio, donde reporteros y equipos a menudo enfrentan riesgos considerables para cubrir las noticias más urgentes y peligrosas.
La circunstancia en Sedaví y otras localidades valencianas pone de relieve una vez más el desafío que representa para las comunidades y los medios de comunicación el enfrentar y reportar sobre fenómenos meteorológicos extremos, donde la seguridad y la información precisa deben ir de la mano para proteger y preparar adecuadamente a la población ante estos eventos cada vez más frecuentes.