En una serie de declaraciones que han intensificado las tensiones diplomáticas entre Israel y España, el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, ha lanzado una crítica mordaz contra el PSOE y Sumar, a raíz de los resultados obtenidos por ambas agrupaciones en las recientes elecciones europeas. Katz ha vinculado directamente el apoyo demostrado por estos partidos al reconocimiento de Palestina —y, por extensión, a Hamás, calificado por él como un «grupo terrorista»— con la derrota electoral sufrida. El ministro israelí no ha dudado en emplear las redes sociales para expresar su burla, publicando una imagen generada por inteligencia artificial donde aparecen Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, y Yolanda Díaz, vicepresidenta, con huevos estrellados en las cabezas, simbolismo de la derrota y el rechazo popular.
Katz ha sido categórico en sus declaraciones: «Los españoles han castigado a la coalición de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz con una contundente derrota en las elecciones». Ha insistido en que apoyar a Hamás —a quienes tilda sin ambages de «asesinos y violadores»— no ha tenido el retorno esperado en las urnas, sugiriendo que la política exterior de España respecto a Oriente Medio ha jugado un papel determinante en el veredicto de los votantes españoles.
El reconocimiento del Estado palestino por parte de España, acaecido el 28 de mayo, ha sido un punto de fricción constante entre ambos países. Katz ya había manifestado su desacuerdo desde el principio, llegando a calificar dicho reconocimiento como «una medalla de oro para Hamás». Las tensiones se agravaron tras unas declaraciones de Díaz, quien afirmó que «Palestina sería libre desde el río hasta el mar», lo que llevó a Katz a exigir su cese y a una prohibición efectuada el 1 de junio, impidiendo que el Consulado General español en Jerusalén ofreciera servicios a los ciudadanos palestinos.
Las reacciones ante estas declaraciones no se han hecho esperar. Desde el gobierno español, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, prometió una «respuesta serena y firme» en coordinación con otros países europeos como Irlanda, Noruega y Eslovenia, aunque señaló que tal respuesta se aplazaría para evitar una escalada mayor en las ya tensas relaciones. Este delicado equilibrio diplomático subraya la complejidad de la política internacional y el impacto que decisiones nacionales pueden tener en el ámbito global, evidenciando una vez más cómo la política interna de un país puede repercutir de manera significativa en su escenario exterior.
