La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha asegurado que España no sufrirá un problema de abastecimiento de gas, pero sí de precios, en un contexto marcado por la guerra de Ucrania.
«Si no hay una intervención a nivel europeo, es difícil saber lo que va a ocurrir», ha señalado la ministra en declaraciones a Onda Cero recogidas por Europa Press, en relación al actual precio de venta del gas, el cual se encuentra «muy por encima del precio de coste».
A diferencia de Alemania, que está preparando un plan de contigencia para el invierno, Ribera ha subrayado que en España es «prácticamente imposible» que haya un problema de abastecimiento.
«Es un escenario altísimamente improbable, en un mundo que ha vivido Fukushima, que ha vivido Covid, que ha vivido erupciones de volcán inesperadas, pues evidentemente la certeza al cien por cien no existe, pero sí que en un porcentaje elevadísimo por el tipo de infraestructura que tenemos para poder recoger ese gas natural licuado, por los contratos, por la producción ya contratada muchas veces con cuatro años de antelación, tanto el operador del sistema gasista, el operador del sistema eléctrico y las propias compañías confirman que es prácticamente imposible que tengamos un problema de abastecimiento», ha afirmado.
No obstante, la minsitra ha afirmado que lo que sí confirman es que hay que afrontar un problema de precios y cómo hacer que sea lo más asumible por parte de las familias y la industria.
En relación a la posibilidad de extender la llamada ‘excepción ibérica’ a otros países de la Unión Europea, Teresa Ribera ha reconocido que «es difícil que funcione en todos los países». «Lo que es curioso es que la ‘excepción ibérica’ funciona y puede funcionar en más países y es difícil que funcione en todos», ha señalado Ribera, quien ha insistido en que es posible que «no sea una medida que tenga el mismo efecto en todos los países y por tanto es difícil que sea una medida generalizable».
Por ello, según ha explicado, Bruselas estudia ofrecer «un menú de dos o tres opciones» para que cada país implante la que considere que es su mejor opción.
«Creo que, más bien, vamos a ir a una propuesta en la que habrá un menú de dos o tres opciones para que cada uno intente encontrar la mejor solución y que sean razonablemente compatibles entre sí», ha afirmado.