El gobierno de Estados Unidos ha decidido implementar cambios significativos en la regulación de las importaciones de acero, una medida que busca proteger la seguridad nacional y revitalizar la producción interna. Esta decisión se basa en un análisis exhaustivo realizado por el Secretario de Comercio y responde a un aumento preocupante en las importaciones de artículos de acero que, según las autoridades, amenazan la capacidad de la industria local para operar de manera eficiente y competitiva.
Desde 2018, cuando se impuso un arancel ad valorem del 25% a las importaciones de acero, el gobierno ha revisado constantemente el impacto de esta medida. A pesar de los esfuerzos iniciales que produjeron un aumento en la utilización de la capacidad de acero estadounidense, se ha observado un incremento en las importaciones de países como Canadá y México, que anteriormente estaban exentos de aranceles o sujetos a acuerdos alternativos. Este cambio ha resultado en que las importaciones representen aproximadamente el 30% del consumo total de acero en el país, una cifra comparable a los niveles que llevaron a la implementación de las tarifas en 2018.
Las cifras son esclarecedoras: las importaciones de ciertos productos de acero han aumentado de manera alarmante, destacando incrementos del 1,678% en barras de refuerzo de México y del 564% provenientes de Canadá. Estas estadísticas reflejan no solo un aumento en el volumen de importaciones, sino también una estrategia de algunos países para eludir las restricciones impuestas a través de la reexportación de productos procesados.
En respuesta a esta situación, el presidente ha decidido revocar acuerdos previos con varios países, imponiendo nuevamente aranceles a las importaciones de acero desde Argentina, Australia, Brasil, Canadá, México, Corea del Sur, la Unión Europea, Japón y el Reino Unido, a partir de marzo de 2025. Este cambio es visto como una medida crucial para evitar que la creciente serie de importaciones amenace aún más la industria nacional y, por ende, la seguridad económica del país.
El panorama se complica además con la manipulación del mercado global, donde altas tasas de exportación desde países como China han contribuido a un exceso de capacidad en la producción de acero. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advierte que la capacidad global de producción de acero podría alcanzar los 630 millones de toneladas métricas para 2026, lo que podría generar aún más presiones sobre el mercado estadounidense.
Ante este complejo escenario, el Departamento de Comercio también ha destacado problemas en el proceso de exclusiones de productos, donde las medidas de alivio de aranceles han derivado en una erosión adicional de la capacidad de producción local. Esto ha llevado a una decisión radical: a partir de ahora, no se permitirán exclusiones amplias y se eliminarán las que ya están en efecto.
Con estos nuevos anuncios, Estados Unidos busca estabilizar su industria del acero y salvaguardar la seguridad nacional, en un contexto global donde las dinámicas de comercio han cambiado drásticamente, poniendo a prueba la resiliencia de la producción local. Las medidas anunciadas no solo pretenden afrontar la amenaza de las importaciones, sino también revitalizar un sector que históricamente ha sido fundamental para la economía estadounidense.
Fuente: WhiteHouse.gov