En un contexto de creciente preocupación por la seguridad nacional de Estados Unidos, el presidente ha emitido un nuevo decreto que busca fortalecer las políticas comerciales relacionadas con la importación de aluminio. Esta decisión se enmarca dentro de una serie de proclamaciones previas, donde se detectó un flujo desmedido de productos de acero que amenazaba la capacidad de producción local y, por ende, la seguridad del país.
La proclamación destaca que desde la implementación de aranceles específicos, diseñados para mitigar el impacto de las importaciones, la industria del aluminio en Estados Unidos ha continuado enfrentando problemas significativos, incluidos niveles de producción ineficientes y cierres de plantas. En los últimos años, la capacidad de producción de aluminio primario en el país ha disminuido drásticamente, con un descenso del 30 por ciento en la producción entre 2020 y 2024. Esta reducción ha sido acompañada por un uso de capacidad de fundición que apenas alcanza el 52 por ciento, un indicador preocupante para la industria nacional.
Un análisis más exhaustivo revela que el aumento descontrolado en las importaciones de aluminio proviene de múltiples factores, incluyendo la expansión de la producción en el extranjero, específicamente en países como China y en Sudamérica. Además, se han identificado prácticas comerciales desleales, como la fusión de aluminio chino y ruso en México para evitar los aranceles estadounidenses, lo cual añade una capa de complicaciones a la situación comercial actual.
De acuerdo con la nueva proclamación, el presidente ha determinado que el arancel sobre el aluminio, previamente establecido en un 10 por ciento, se incrementará a un 25 por ciento. Esta medida se considera esencial para eliminar cualquier amenaza potencial a la seguridad nacional, promoviendo así la recuperación de la producción nacional y la creación de un entorno más competitivo para los productores estadounidenses.
Además, a partir del 12 de marzo de 2025, se eliminarán los acuerdos alternativos que permitían exenciones de aranceles para ciertos países. En su lugar, se aplicará el nuevo arancel del 25 por ciento también a las importaciones de aluminio y productos derivados de países como Argentina, Australia, Canadá, México, y naciones de la Unión Europea, entre otros. La decisión de retirar estos acuerdos busca garantizar que se protejan los intereses de la industria nacional en un mercado cada vez más agresivo y distorsionado.
El presidente ha enfatizado que estas nuevas medidas no solo buscan proteger la manufactura estadounidense, sino que también tienen un componente estratégico para preservar la capacidad nacional en la producción de aluminio, un recurso crítico en diversas industrias, desde la automotriz hasta la defensa.
La respuesta de los sectores afectados por estos cambios se anticipa con cautela, dada la complejidad de la dinámica comercial y los potenciales efectos colaterales que estas políticas puedan generar. Con la implementación de estas nuevas tarifas y regulaciones, el gobierno busca no solo mitigar el impacto de las importaciones, sino también revitalizar la producción local y asegurar que las capacidades estratégicas del país no se vean comprometidas en un contexto global de incertidumbre económica.
Fuente: WhiteHouse.gov