La televisión española vive un momento más de sus habituales altibajos con la cancelación de «Babylon Show», el espacio de Carlos Latre en Telecinco, que apenas sobrevivió en el competitivo horario del access prime time. Apenas unas semanas después de su estreno, el programa se despide del público tras no lograr la audiencia necesaria para mantenerse a flote frente a gigantes como «El hormiguero», «La revuelta» y «First Dates».
«Babylon Show» marcó el regreso de Latre a Mediaset tras su paso por Antena 3, con altas expectativas que rápidamente se vieron mermadas por los bajos números en audiencia. Tan solo 13 días tuvo el programa para intentar seducir a una audiencia ya cautiva por otras opciones en la misma franja horaria. Mario Revuelta, encargado del casting del show, no ocultó su decepción y criticó a Telecinco por lo que considera una falta de paciencia, argumentando que programas de esta envergadura necesitan tiempo para ajustarse.
El desenlace del programa fue revelado de manera poco convencional. Ismael Beiro, ex ganador de «Gran Hermano» y colaborador del «Babylon Show», compartió en el pódcast «La embajada» cómo Carlos Latre recibió la noticia a través de un mensaje de WhatsApp de la cadena, un detalle que ha llamado la atención por lo impersonal del método, especialmente teniendo en cuenta la relevancia del proyecto para Latre y su equipo.
La competencia televisiva en ese horario es feroz, y los datos hablan por sí solos: el estreno del «Babylon Show» apenas alcanzó un 3,1% de share, una cifra alarmantemente baja si se tiene en cuenta el histórico de la cadena y la inversión realizada en el programa. Este hecho no solo precipitó la decisión de cancelación sino que también pone de manifiesto el cambio de rumbo que busca Telecinco, intentando renovar su imagen y captar una audiencia más joven, tal y como destacó Beiro en sus declaraciones.
Este episodio vuelve a poner en la mesa el debate sobre la rapidez con la que las cadenas toman decisiones radicales basadas en la audiencia, sin dar tiempo suficiente para que los programas crezcan y se asienten. Además, refleja las duras realidades del mundo de la televisión, donde incluso los nombres más reconocidos pueden enfrentarse a abruptos finales si los números no acompañan.