El presidente Donald J. Trump ha intensificado su postura contra Irán mediante la firma de un Memorando Presidencial de Seguridad Nacional, un acto que marca un retorno a la estrategia de «máxima presión» hacia el régimen iraní. Este enfoque busca garantizar que el país persa no pueda acceder a armas nucleares y contrarrestar su influencia negativa en la región y el mundo.
El memorando establece claramente que Irán debe ser privado de la posibilidad de desarrollar armas nucleares y misiles balísticos intercontinentales. Además, se contempla la neutralización de su red terrorista y una respuesta contundente al desarrollo agresivo de capacidades militares, tanto convencionales como asimétricas.
Dentro de esta estrategia, se instruye al secretario del Tesoro a implementar una presión económica máxima sobre el gobierno iraní, lo que incluye sanciones estrictas y mecanismos de aplicación para aquellos que incumplan las sanciones vigentes. El secretario del Tesoro también proporcionará directrices a sectores comercialmente relevantes, como el de transporte y seguros, destacando los riesgos de actuar en violación de las sanciones estadounidenses dirigidas a Irán.
El compromiso de los Estados Unidos de trabajar con aliados para reimponer sanciones internacionales mediante un «snapback» también está en el enfoque de la administración. Esto refuerza la intención de aislar a Irán en la esfera internacional y cortar sus fuentes de ingresos, especialmente las relacionadas con las exportaciones de petróleo.
Trump enfatizó que la tolerancia anterior hacia las amenazas de Irán contra ciudadanos y empresas estadounidenses ha llegado a su fin. El Fiscal General de EE. UU. tiene la responsabilidad de investigar y desarticular redes operativas dentro del país que tengan vínculos con Irán o sus proxies terroristas. Se busca también procesar a los líderes de grupos terroristas financiados por Irán que hayan atacado a ciudadanos estadounidenses.
Además, el presidente dejó claro que no permitirá que Irán adquiera capacidades nucleares ni que continúe patrocinando actividades terroristas dirigidas a intereses estadounidenses. «Mientras sea presidente, Irán nunca será autorizado a tener un arma nuclear», declaró Trump, reiterando su compromiso con esta política.
Esta nueva etapa en la lucha contra la influencia iraní se fundamenta en una historia de años de agravios y comportamientos destructivos atribuibles a Teherán desde 1979. La administración subraya que ha llegado el momento de poner fin a esta tolerancia, considerando a Irán como el principal patrocinador del terrorismo, el cual representa una amenaza a la civilización.
Con esta movida, el presidente Trump no solo busca enfrentar a Irán en el ámbito político y militar, sino también lograr una transformación radical en su relación con la comunidad internacional, elevando significativamente la presión sobre uno de los regímenes más polémicos del mundo.
Fuente: WhiteHouse.gov