El pasado 29 de octubre, el presidente de la República de Corea, Lee Jae Myung, recibió al presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, en un encuentro que marcó un hito en la historia de Corea del Sur. Esta visita estatal, la primera en la ciudad de Gyeongju, se produce tras su reunión previa en Washington el 25 de agosto, consolidando un vínculo histórico entre ambos líderes.
Con el telón de fondo de la reciente victoria de Trump en 2024 y la elección de Lee, que destaca la fortaleza democrática de Corea del Sur, ambos mandatarios declararon el inicio de un nuevo capítulo en la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur. Esta relación se presenta como el pilar fundamental para la paz, la seguridad y la prosperidad en la península coreana y en la región del Indo-Pacífico.
Uno de los principales temas abordados durante la cumbre fue la expansión y renovación de industrias críticas. A raíz del acuerdo estratégico de comercio e inversión anunciado en julio, ambos presidentes subrayaron la importancia de las inversiones coreanas en sectores clave como la construcción naval, la energía, los semiconductores y la inteligencia artificial. Entre los compromisos, destacan los 150 mil millones de dólares en inversiones para la industria naviera, que ya cuentan con la aprobación de EE. UU., así como otros 200 mil millones de dólares destinados a diversos sectores estratégicos.
La estabilidad del mercado de divisas también fue una preocupación central. Las discusiones llevaron a un entendimiento mutuo sobre los compromisos económicos, garantizando que la República de Corea no tenga que financiar más de 20 mil millones de dólares en un año calendario y buscó minimizar el impacto en el mercado cambiario.
En cuanto a los intercambios comerciales, ambos líderes hicieron hincapié en el fortalecimiento de los lazos, reflejando la confianza del sector privado en esta sólida relación bilateral. Entre los anuncios destacados se encuentran las inversiones directas de empresas surcoreanas en EE. UU. y un importante pedido por parte de Korean Air que involucra la compra de 103 aviones Boeing.
El acuerdo incluyó compromisos para la eliminación de barreras no arancelarias y la promoción del intercambio recíproco, buscando facilitar el comercio de productos agrícolas y eliminar restricciones a los automóviles estadounidenses en Corea del Sur.
La seguridad nacional también tuvo lugar en la agenda, con el reforzamiento de la cooperación en defensa. Trump reafirmó el compromiso de EE. UU. de defender a Corea del Sur y discutieron la importancia de aumentar el gasto en defensa en un 3.5% del PIB, un paso que el presidente Lee está decidido a implementar.
En relación a los desafíos de seguridad regional, ambos líderes reafirmaron su compromiso con la denuclearización de Corea del Norte y llamaron a un diálogo significativo, al tiempo que reforzaron la necesidad de una cooperación trilateral con Japón.
La cumbre concluyó con una énfasis renovado en modernizar y expandir las capacidades de la industria naval estadounidense, buscando asegurar una cooperación más estrecha en tecnología nuclear civil y militar, lo que apunta a un futuro aún más interconectado entre ambos países.
En resumen, la reunión entre Trump y Lee no solo marca un nuevo hito en la historia de las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Sur, sino que también establece un camino claro hacia una mayor colaboración en múltiples frentes, desde la economía hasta la seguridad regional.
Fuente: WhiteHouse.gov

















