El baño de una vivienda de alquiler suele ser uno de los espacios que más desafíos presenta en cuanto a decoración y funcionalidad. En el caso de Laura y Javier, una joven pareja que decidió alquilar un pequeño apartamento en una zona céntrica de la ciudad, el baño era la única habitación que no cumplía con sus expectativas. «Era gris, con azulejos viejos y un aspecto poco acogedor», recuerda Laura. Sin embargo, decidieron no rendirse y se propusieron transformar este espacio de manera económica y sin realizar obras.
La pareja comenzó su proyecto con una exhaustiva investigación en línea sobre técnicas de renovación de baños. Tras revisar varias ideas y consejos, Laura y Javier optaron por una estrategia centrada en la pintura y la decoración. “Nos fijamos en que no necesitábamos cambiar todos los azulejos, solo darles un nuevo aire”, explicó Javier.
El primer paso fue aplicar una pintura especial para cerámica en los azulejos existentes. Con la ayuda de un rodillo y un poco de paciencia, lograron cubrir el color gris original por un fresco blanco que iluminó el espacio. «El cambio fue inmediato. Sentimos que el baño respiraba un nuevo aire», afirmó Laura. Además, para dar un toque más personal, decidieron añadir un poco de color mediante accesorios. Unas cortinas de ducha de un vibrante tono azul y un juego de toallas coordinaron perfectamente con la nueva paleta del baño.
Otro de los elementos que decidieron cambiar fueron los espejos y la iluminación. En lugar de invertir en un gran espejo de vanidad, optaron por un diseño moderno y minimalista que encontraron en una tienda de decoración de segunda mano. “Fue sorprendente ver cómo un simple espejo puede cambiar toda la percepción de un espacio”, dijo Javier. Junto al espejo, instalaron unas luces LED que aportaron brillo y calidez al ambiente, creando un lugar acogedor.
Finalmente, Laura y Javier dieron ese toque final con plantas naturales. Agregaron un pequeño estante donde colocaron suculentas y hierbas aromáticas, lo que no solo embelleció el espacio, sino que también aportó frescura. “Las plantas le dan vida al lugar y son muy económicas”, comentó Laura mientras cuidaba de sus nuevas inquilinas verdes.
El resultado final fue un baño transformado, acogedor y lleno de personalidad, y todo ello sin gastar una fortuna ni realizar obras. Laura y Javier han demostrado que, a veces, con un poco de creatividad y esfuerzo, es posible convertir un espacio poco atractivo en un rincón agradable y funcional, incluso en un hogar de alquiler. «Estamos muy satisfechos con el resultado y lo mejor de todo es que hemos aprendido que se puede hacer mucho con lo que tenemos», concluyó Javier.
