El reconocido sociólogo Giuseppe De Rita, con una trayectoria de 60 años analizando las tendencias socioeconómicas en Italia, expresó preocupaciones profundas sobre la dirección que está tomando el país en una reciente entrevista. Como fundador del prestigioso Censis, Instituto de Investigación Nacional Socioeconómico, De Rita ha sido una figura clave en el análisis de la evolución social y económica italiana, apuntando a un fenómeno de envejecimiento poblacional y una marcada emigración de talentos jóvenes como factores críticos que afectan la sostenibilidad futura del país.
Italia se caracteriza por su rica historia y cultura, sin embargo, enfrenta desafíos significativos que no solo están relacionados con la demografía sino también con su infraestructura, productividad y competitividad a nivel global. Los problemas se arrastran desde principios de los años noventa, y se han visto exacerbados por crisis económicas y la reciente pandemia. La brecha con países más avanzados se ha ampliado, afectando el desempeño nacional en varias áreas clave.
El deterioro de la infraestructura es palpable, con tragedias como el colapso del puente Morandi en 2018, que se llevó la vida de 43 personas, subrayando la necesidad de renovación y mantenimiento. A pesar de estos desafíos, el sector industrial italiano ha mostrado resiliencia, impulsado en parte por el éxito de las exportaciones, especialmente de productos fabricados en Italia.
La venta de parte de la red de infraestructuras de telecomunicaciones de Tim a un consorcio liderado por el fondo estadounidense KKR refleja una preocupación mayor sobre el futuro de la propiedad y control de las empresas italianas. Según De Rita, Italia sufre de una mentalidad individualista, una falta de visión colectiva hacia el futuro, que se extiende hasta la esfera política.
La política italiana ha experimentado un declive paralelo a sus desafíos económicos y sociales. El estancamiento del crecimiento del PIB y la preferencia por políticas de corto plazo dirigidas a ganar consenso electoral en lugar de resolver problemas estructurales subyacen a un contexto político fragmentado. La desaparición de partidos políticos tradicionales, reemplazados por movimientos centrados en figuras individuales, ha debilitado la cohesión social y el desarrollo de políticas a largo plazo.
En un llamado a la acción, De Rita destaca la necesidad de una política madura y una conducción estatal que se aleje del individualismo para enfrentarse a los desafíos presentes y futuros de Italia. Solamente así, sugiere, el país podrá despertar de su estado de sonambulismo y dirigirse hacia un futuro más prometedor y colectivamente sostenible.