La batalla entre David Broncano y Pablo Motos por el trono del prime time continúa avivándose. En la última emisión de La revuelta, el carismático presentador andaluz se dirigió a su público para poner en valor sus cifras de audiencia, aunque, elardamente, tuvo que reconocer que no lideró el rating.
Este martes, los datos proporcionados por la consultora Kantar Media reflejan que el famoso El hormiguero se alzó una vez más como el programa más visto de la noche, alcanzando un 13,9% de cuota de pantalla y 1.646.000 telespectadores. Por su parte, La revuelta quedó en segunda posición, con un 12,1% de share y 1.436.000 seguidores. La diferencia se tornó notable, casi dos puntos.
Sin embargo, Broncano no perdió la oportunidad de reinterpretar el resultado. Reconoció que no fue el programa más visto de la noche, pero se centró en un dato que, según él, nunca se tiene en cuenta: “Ayer, literalmente, empatamos en telespectadores. Los dos programas sumaron más de cuatro millones de espectadores únicos”, afirmando que, de tener un empate, ambos son ganadores.
El enfoque de Broncano se centró en la «audiencia bruta», es decir, el total de televidentes que conectaron con su programa al menos un minuto durante la emisión. La cifra total, 4.134.000 espectadores únicos, se convirtió en su estandarte, aunque no pudo ocultar que solo retuvo a 1,4 millones de esos televidentes, dejando escapar a más de 2,6 millones de personas.
Entre risas y con el apoyo de su audiencia presente en el teatro, su comentario fue recibido con vítores. “Vamos a por la audiencia”, exclamó Jorge Ponce, su compañero de programa, quien, a modo de broma, descalificó las afirmaciones de Broncano sobre el supuesto empate.
En un entorno donde la competencia es feroz y cada punto de audiencia es crucial, ambos presentadores continúan luchando por el favor del público, asegura que la guerra por la atención de la teleaudiencia está lejos de terminar. Con respuestas ingeniosas y un toque de humor, los dos han convertido su carrera en un juego de estrategia que mantiene a los espectadores pegados a sus pantallas cada noche.