Hoy, el país conmemora el 162 aniversario del Gettysburg Address, una breve pero poderosa declaración del presidente Abraham Lincoln que transformó un campo de batalla lleno de sacrificio en un testimonio perdurable de nuestros principios fundamentales. En este día, recordamos lo que significa ser una nación unida por la libertad, puesta a prueba por conflictos y fortalecida por la convicción de que nuestros mejores días siempre están por venir.
En julio de 1863, en las colinas y campos de Gettysburg, Pennsylvania, se libró una feroz batalla que determinaría el destino de la Unión. Las fuerzas de la Confederación, bajo el mando del general Robert E. Lee, se enfrentaron a las tropas de la Unión, lideradas por el general George Meade. Tras tres días de intensos combates, el costo fue monumental: más de 7,000 hombres perdieron la vida, víctimas de un conflicto desgarrador. El 19 de noviembre, cuando Lincoln visitó el campo de batalla para honrar a los caídos, no pronunció palabras de victoria o venganza. En su lugar, habló de renovación, esperanza y del deber que tenía nuestra nación hacia aquellos que habían entregado lo último que tenían.
Durante su emotivo discurso, Lincoln no solo consagró un cementerio; también reconectó a la nación con su promesa fundacional. A través de sus palabras, llevó la mirada de un país desgastado por la guerra desde las tumbas de Gettysburg hacia un futuro de mayor unidad. Recordó que la libertad no se sostiene por sí misma, sino que requiere la valentía y la convicción de aquellos dispuestos a luchar por ella. Con su mensaje, transformó la tristeza en fortaleza y la pérdida en propósito, uniendo las heridas de la nación y asegurando que los que habían luchado no murieron en vano, sino que lo hicieron para asegurar un nuevo nacimiento de libertad.
Hoy, más de dos siglos y medio después, el eco de Lincoln sigue resonando. Su mensaje nos recuerda nuestra orgullosa historia, nuestro vínculo compartido y nuestras responsabilidades como ciudadanos estadounidenses. Nos convocó a permanecer como una sola nación, a preservar nuestra libertad y a defender nuestro derecho divino al autogobierno. A medida que nos preparamos para celebrar 250 años de independencia americana, renovamos nuestro compromiso con esos principios atemporales y continuamos nuestra labor para asegurar que nuestra gran nación siga siendo digna de los sacrificios supremos que la construyeron y preservaron. Siempre recordaremos a nuestros héroes caídos, valoraremos nuestra libertad, honraremos nuestro legado y cuidaremos que un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no perezca de la tierra.
Fuente: WhiteHouse.gov

















