Carlos Alsina, en su ya característico estilo reflexivo, aborda en su monólogo matinal los ecos del pasado que parecen resonar en el presente. Octubre de 2024 no es solo un mes más en el calendario; es el marco en el que eventos históricos del pasado encuentran paralelismos inquietantes con los desafíos actuales, tanto en Oriente Próximo como en la política de América Latina.
Hace dieciocho años, en julio de 2006, el mundo observaba con preocupación la invasión de Israel en el sur del Líbano. Tras una semana de bombardeos y operaciones militares denominadas relámpago, el gobierno israelí decidió cruzar la frontera, entrando en un conflicto directo con Hezbolá. Las imágenes de largas columnas de blindados y combates en los pueblos fronterizos eran entonces tan comunes como lo son hoy. Al igual que en 2006, la escalada de violencia ha resultado en miles de desplazados, millones de personas huyendo para salvarse de las bombas, y un conflicto que parece no tener fin. En 2024, la situación en la región sigue siendo desesperante, con cohetes y misiles surcando los cielos, y fuerzas militares israelíes nuevamente en territorio libanés.
A pesar de los esfuerzos de la ONU, con su misión de cascos azules desplegada desde aquella invasión de 2006, los soldados de la paz se encuentran impotentes ante un conflicto que los supera. La paz que intentan salvaguardar simplemente no existe. En su lugar, los militares, incluidos los españoles que forman parte de esta misión, se limitan a protegerse a sí mismos en una región que retrocede peligrosamente hacia un pasado violento.
En México, otro cambio significativo se vislumbra en el horizonte. Este 1 de octubre de 2024, Andrés Manuel López Obrador cede el poder a Claudia Sheinbaum, la primera mujer en ocupar la presidencia del país. Sheinbaum, una figura clave del movimiento político de López Obrador, asume el cargo en un momento histórico, justo un mes antes de que los Estados Unidos decidan si también confían su presidencia, por primera vez, a una mujer, Kamala Harris.
El contexto actual en México no deja de recordar la turbulenta situación de 2006, cuando López Obrador lideró una revuelta contra los resultados electorales que dieron la victoria a Felipe Calderón. En aquel entonces, López Obrador se negó a reconocer el escrutinio oficial y organizó marchas y caravanas de protesta, denunciando un supuesto fraude electoral. Hoy, dieciocho años después, su legado político continúa en la figura de Sheinbaum, mientras que su relación cordial con figuras como Donald Trump subraya una curiosa coincidencia entre líderes de espectros ideológicos opuestos.
En España, mientras tanto, las tensiones políticas continúan creciendo, con intercambios constantes entre el PSOE y el PP sobre cuestiones como la financiación autonómica, la amnistía y, en particular, el caso de Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez. El aplazamiento de una decisión judicial sobre si el juez Peinado puede continuar investigando su implicación en supuestas irregularidades ha mantenido a la prensa y a los políticos atentos, con cada declaración aumentando la especulación y el conflicto.
El monólogo de Alsina refleja cómo, tanto a nivel internacional como doméstico, la historia parece repetirse con matices, y los conflictos de antaño resurgen en el presente. Ya sea en las guerras interminables de Oriente Próximo o en las transiciones políticas de América Latina, los actores y los escenarios pueden haber cambiado, pero los desafíos que enfrentan siguen siendo sorprendentemente similares.
Conclusión
Los eventos que Alsina comenta, desde el conflicto en el Líbano hasta la transición presidencial en México, subrayan que la historia no necesariamente avanza en línea recta. En lugar de ello, se repite con variaciones, recordándonos que los problemas no resueltos del pasado tienen una inquietante capacidad para resurgir en momentos inesperados.