Referéndum en Binibeca para prohibir el turismo

El pequeño pueblo de Binibeca Vell en Menorca busca prohibir la entrada permanente a turistas tras años de sobrecarga turística

Este pequeño pueblo de apenas 220 habitantes ya limitó la entrada de visitantes entre las 20:00 y las 11:00 horas. Ahora, cansados de la situación, pretenden prohibir la entrada permanente a los turistas. El pueblo pesquero, conocido como el Mikonos de Menorca, toma medidas drásticas para proteger su comunidad.

El pueblo pesquero de Binibeca Vell, conocido como el Mikonos de Menorca por su similitud arquitectónica con la isla griega, ha llevado a cabo un referéndum para prohibir la entrada permanente a los turistas. Los residentes ya habían limitado el horario de visita, pero ahora buscan una prohibición completa.

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La situación ha llegado a un punto crítico, donde los residentes se ven obligados a tomar medidas más extremas para preservar la tranquilidad y la belleza del lugar.

Las razones detrás del referéndum en Binibeca Vell: Un pueblo abrumado por el turismo masivo

Los residentes se quejan de que, a pesar de que el lugar solo cuenta con 195 propietarios, el pueblo recibe la visita de 800.000 turistas anualmente. Con una media de más de 2.000 visitantes diarios, los habitantes luchan por mantener la paz en su comunidad. “Si pones en Instagram la palabra Menorca, de cada diez imágenes que aparecen, tres son de Binibeca Vell“, afirma Óscar Monge, el presidente de la Comunidad de Propietarios de Binibeca Vell.

Desde la página web del pueblo, se pide a los turistas que “eviten actitudes incívicas” y no “entren a las casas ni suban escaleras o balcones”. Además, se anima a la gente a mantener la limpieza de la zona “utilizando los contenedores y manteniendo las paredes blancas”.

La batalla por la renovación del convenio con el Consell de Menorca

En enero de 2023, la comunidad de propietarios llegó a un acuerdo con el Consell de Menorca, conformado por aquel entonces por Unidas Podemos, Més y PSOE, para regular la llegada de autobuses y mejorar la formación de los guías turísticos. Este convenio también incluía una ayuda económica de 15.000 euros para evitar el deterioro de la zona, crucial para el mantenimiento de la urbanización.

Sin embargo, con la llegada del popular Adolfo Vilafranca al poder, el convenio dejó de renovarse, lo que generó un gran malestar en la comunidad. “Alucinamos que tengamos que instar al Consell a renovar un convenio”, lamenta Monge. La falta de apoyo institucional ha exacerbado las tensiones entre los residentes y las autoridades locales.

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