Reducción de Prestaciones en Bajas por Enfermedad de Empleados Públicos

Cambios en las prestaciones y su contexto

En 2012, en el marco de las medidas de austeridad adoptadas en España, se produjo una reducción significativa en las prestaciones por bajas por enfermedad para los empleados públicos. Antes de este cambio, los trabajadores del sector público cobraban el 100 % de su salario durante los primeros seis meses de baja.

Sin embargo, a partir de la reforma, se estableció un nuevo esquema de pagos: 50 % del salario durante los tres primeros días de baja, 75 % del día 4 al 20, y 100 % a partir del día 21. Este cambio en las condiciones de baja tuvo consecuencias directas en la conducta de los trabajadores y en el comportamiento de las estadísticas relacionadas con el absentismo laboral y la salud en el trabajo.

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Si bien se logró reducir el número total de bajas y el absentismo general, el aumento en la duración de las bajas, los días perdidos por accidentes laborales y las recaídas subraya la necesidad de un enfoque equilibrado que tenga en cuenta tanto la eficiencia como el bienestar de los trabajadores.

Resultados tras la reforma de 2012

Uno de los resultados más notables fue la disminución del 29 % en el número de bajas por enfermedad. La reducción de las prestaciones durante los primeros días de la baja parece haber desincentivado a los empleados a solicitar este tipo de permisos. Esto sugiere que las medidas adoptadas lograron contener el número de ausencias, aunque a costa de otros impactos negativos.

A pesar de la reducción en el número total de bajas, se observó un incremento del 28 % en la duración media de las bajas. Este dato indica que, aunque menos empleados se ausentaron por enfermedad, quienes lo hicieron permanecieron fuera de su puesto de trabajo durante más tiempo. Esto podría deberse a que los trabajadores, una vez en baja, optaron por prolongarla para alcanzar el umbral en el que recuperaban el 100 % de su salario.

Impacto en el absentismo y la salud laboral

La reforma también tuvo otros efectos significativos. Por un lado, se produjo una reducción del 10 % en el absentismo, lo que refleja una disminución general en el número de días que los empleados pasaban fuera del trabajo por motivos de salud. Sin embargo, esta disminución no vino sin costes. El número de días perdidos cada trimestre debido a accidentes de trabajo aumentó en un 56 %, lo que sugiere que los trabajadores podrían haber estado más propensos a forzar su regreso al trabajo, resultando en mayores incidentes laborales.

Además, las recaídas en las enfermedades aumentaron un 8 %, lo que indica que algunos empleados podrían haber vuelto a sus puestos demasiado pronto, antes de estar completamente recuperados, lo que a su vez pudo haber contribuido al aumento en la duración de las bajas una vez que se reincorporaban.

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