La reciente orden ejecutiva emitida por la administración del Presidente apunta a restaurar la confianza pública en la ciencia, luego de un periodo marcado por la desconfianza y la percepción de impropiedades en la investigación científica. En un contexto donde la pandemia de COVID-19 reveló las disfunciones en la comunicación y uso de la evidencia científica, se hace un llamado para establecer un estándar dorado en la conducta científica del gobierno federal.
La administración indica que ha observado una caída significativa en la confianza en la comunidad científica, lo que según sus afirmaciones, es resultado de prácticas engañosas por parte de algunas agencias federales. En particular, destaca la intervención de la American Federation of Teachers en pautas del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que supuestamente afectaron negativamente la decisión de reabrir escuelas, una decisión que, según los datos, podría haber sido contraria a las mejores evidencias científicas disponibles.
La orden también enfoca su crítica hacia los escenarios de proyección de cambio climático, mencionando que muchas de las decisiones basadas en el uso de proyecciones consideradas como «peores casos» no reflejan la realidad científica. La administración busca rectificar estas prácticas mediante la implementación de un enfoque sistemático que priorice la reproducibilidad, la transparencia y la integridad en el manejo de la información científica.
Como parte del esfuerzo por restaurar la credibilidad científica, se establecerá un marco que definirá la «Ciencia de Estándar Dorado», que incluirá principios como la revisión imparcial por pares, la aceptabilidad de resultados negativos como contribuciones valiosas y la identificación clara de las incertidumbres en la investigación. Las agencias deben reportar sus acciones para adoptar estas normas, dejando en claro que la mayoría de la confianza perdida puede recuperarse a través de la mejora en la gestión de datos y en la comunicación de riesgos asociados a los modelos científicos utilizados.
Los empleados de las agencias gubernamentales estarán obligados a cumplir con normas estrictas que prohíben la mala conducta científica, lo que incluye la falsificación y la plagiarización. Además, se espera que cada agencia brinde acceso público oportuno a datos y análisis que puedan influir en decisiones políticas significativas.
Con esta orden ejecutiva, la administración se compromete a crear un sistema donde la ciencia sea usada de forma transparente para informar decisiones gubernamentales, asegurando que se mantenga la confianza de los ciudadanos en la investigación pública. Al restablecer los principios de integridad científica, la administración espera no solo salir de la crisis de confianza actual, sino también impulsar la innovación y mantener la posición de liderazgo de Estados Unidos en ciencia y tecnología a nivel global.
Fuente: WhiteHouse.gov