Susan Miller, una veterana analista de la CIA, ha pasado casi cuatro décadas navegando en las aguas turbulentas del espionaje estadounidense, especialmente en regiones conflictivas como Rusia y Oriente Medio. Durante su trayectoria, ha estado presente en misiones críticas, incluyendo su primera asignación en Moscú en 1989, donde vivió la descomposición del sistema soviético de cerca. Ahora, retirada desde 2024, Miller reflexiona sobre los cambios geopolíticos que ha presenciado, incluyendo el ascenso de Vladímir Putin y el deterioro de la seguridad en Europa tras la invasión de Ucrania.
A lo largo de su carrera, Miller ha mantenido contacto con sus colegas en la comunidad de inteligencia, observando con preocupación el aislamiento creciente de Rusia y las tensiones dentro de la OTAN. Con un análisis agudo, describe a un Putin imperturbable que no retrocederá a menos que la presión provenga de su propia población, creando un misil de retorno potencialmente explosivo. Ella destaca cómo la juventud rusa, en su mayoría reacia a la guerra, podría ser un factor determinante en la eventual descomposición del régimen, a pesar de que el control del Kremlin se sostiene por el temor.
Miller también advierte sobre la creciente influencia de Rusia y China en África y otras regiones, donde buscan establecer lealtades a través de medios poco ortodoxos. Esta actividad plantea un desafío significativo para Occidente, que debe encontrar formas efectivas de contraatacar sin caer en la corrupción. En un clima donde la colaboración y la inteligencia se vuelven más esenciales que nunca, el futuro de la seguridad global pende de un enredado hilo de decisiones políticas y presiones populares, mientras las sombras del pasado aún se ciernen sobre el presente.
Artículo resumido que puedes leer completo aquí
