La Mini Peña Familiar del Puertollano es reconocida por su inquebrantable apoyo al equipo local de fútbol, un compromiso que ha supuesto recorrer más de un millón de kilómetros desde el año 1992. Su pasión por animar al equipo los ha llevado a estar presentes en cada encuentro, sin importar la distancia, convirtiéndose en un verdadero símbolo de fidelidad y amor por los colores del club. Esta peña familiar ha trascendido generaciones, manteniendo vivo el espíritu deportivo y comunitario dentro y fuera de las fronteras locales.
El impacto de la Mini Peña Familiar en la comunidad de Puertollano y, en particular, en el ambiente futbolístico, es notable. Su presencia es sinónimo de festividad, unión y un apoyo incondicional que va más allá del resultado de los partidos. A lo largo de los años, sus integrantes han tejido historias inolvidables, compartiendo alegrías y tristezas, pero siempre bajo el manto de la esperanza de ver a su equipo triunfar. Han sido parte fundamental de la cultura deportiva de Puertollano, influyendo positivamente en el tejido social de la ciudad.
La historia de la Mini Peña Familiar es también el relato de cómo el deporte puede ser un vehículo para fortalecer lazos comunitarios y forjar identidades colectivas. Su viaje de más de tres décadas es testimonio de una lealtad que trasciende lo puramente deportivo, convirtiéndose en un ejemplo de compromiso y pertenencia. Este grupo, más que una agrupación de aficionados, es una familia extendida, unida por la pasión hacia su equipo y su ciudad, dejando un legado que seguramente inspirará a futuras generaciones a seguir sus pasos.