En un desarrollo que pocos esperaban, las cifras de encuentros de inmigrantes ilegales en la frontera sur de Estados Unidos han alcanzado un mínimo histórico. En junio, los agentes de la Patrulla Fronteriza registraron solo 6,070 encuentros, un 15% menos que el récord anterior establecido en marzo. Este descenso refleja la efectividad de las políticas de control fronterizo implementadas durante la administración de Donald J. Trump, que se han caracterizado por su firmeza y su enfoque en la deportación.
El contraste con la administración actual es notable; en el pasado, durante picos de actividad, hasta 10,000 migrantes no verificados cruzaban la frontera diariamente, muchos de los cuales eran liberados en el país con escasa supervisión. Este cambio en los números no solo es significativo desde un aspecto cuantitativo, sino que también reconfigura el discurso político sobre la inmigración y la seguridad nacional.
Los últimos datos proporcionan un panorama claro. Se han reportado las cifras más bajas de encuentros de inmigrantes ilegales en todo el país y, durante dos meses consecutivos, no se han registrado liberaciones en el interior del país. La Patrulla Fronteriza estableció un nuevo récord de mínimo diario el 28 de junio, capturando solo 137 encuentros en un solo día. Además, el número de «gotaways», aquellos que logran cruzar sin ser detectados, se redujo en un 90% en comparación con el año anterior.
Con el año fiscal en camino de convertirse en el periodo con menos encuentros de inmigrantes ilegales en medio siglo, surge una pregunta clave: ¿qué acciones tomará ahora el Congreso? Una propuesta conocida como «One Big Beautiful Bill» está sobre la mesa, que incluye asignaciones para completar el muro fronterizo, contratar miles de nuevos agentes fronterizos, expandir las capacidades de detención y facilitar al menos un millón de deportaciones al año.
A medida que la situación continúa evolucionando, el enfoque sobre cómo gestionar la frontera sur y las políticas de inmigración en general se vuelve cada vez más relevante, no solo para los políticos, sino para todos los ciudadanos. Las decisiones que se tomen en el futuro podrían tener un impacto duradero que se sentirá en diversas comunidades a lo largo del país.
Fuente: WhiteHouse.gov