En el siempre turbulento escenario geopolítico del Gran Magreb, la antigua disputa entre Argelia y Marruecos ha vuelto a brotar con fuerza, complicada por la aparición de nuevos conflictos que desestabilizan aún más la región, extendiéndose desde Mauritania hasta Libia. La salida de España del Sáhara Occidental en 1975 y la posterior absorción de la colonia por Marruecos reavivó el enfrentamiento, viéndose involucrado el Frente Polisario, respaldado por Argelia, en una guerra de baja intensidad contra el invasor marroquí, que ha resurgido con nuevos episodios de violencia desde noviembre de 2020.
Pero el tapiz de tensiones en el Magreb se ha complicado con la aparición de actores no estatales y mercenarios, en particular, los pertenecientes al grupo conocido como Africa Corps, herederos de los rusos de Wagner. Este grupo, rebautizado tras la muerte de su jefe Yevgueni Prigozhin en agosto de 2023, ha sido avistado en múltiples conflictos a lo largo de la región, avivando las llamas de viejas y nuevas disputas.
El conflicto en Mauritania-Mali destaca por su impacto directo en la geopolítica del área y sus consecuencias migratorias para Europa. Mauritania, que había permanecido relativamente a salvo del azote del terrorismo, se ve ahora amenazada por la violencia y el desplazamiento forzado de personas a causa de las acciones militares de Mali y la incursión de los milicianos de Wagner. La violencia no solo ha cobrado vidas sino que ha desencadenado un flujo de refugiados hacia Europa, generando una crisis migratoria que pone de manifiesto la complejidad y transnacionalidad del problema.
En un giro significativo de los acontecimientos, Argelia ha emergido como protagonista en dos frentes conflictivos adicionales: uno contra Mali y otro contra el general Khalifa Haftar en Libia. En ambos casos, la presencia y las acciones de los milicianos de Wagner han exacerbado las tensiones, redefiniendo alianzas y enemistades en una región ya de por sí frágil.
La escalada en Argelia-Mali se debe al descontento maliense con el acuerdo de paz de Argel de 2015, buscando ahora el control total de su territorio norteño con la ayuda de Wagner. Argelia ha reaccionado férreamente, no solo en los foros internacionales sino también mostrando su disposición militar a proteger su territorio y su influencia en la región, particularmente en la disputada área de Tinzaouatène.
El tercer eje de tensión se localiza en la interfaz entre Argelia y el control sobre Libia por el general Khalifa Haftar, respaldado por Wagner. Argelia, que prefiere una Libia unificada y estable, se ve desafiada por un actor que no solo amenaza la integridad territorial libia sino que, por extensión, plantea un desafío directo a los intereses de seguridad y política exterior argelinos.
En este complejo ajedrez geopolítico, Estados Unidos ha expresado su apoyo a Argelia como un agente de estabilidad en la región. Las múltiples capas de conflicto, interés y alianza subrayan el papel central que el Magreb y sus actores, estatales y no estatales, jugarán en la seguridad, la política y la migración en el Mediterráneo y más allá.
La creciente presencia de Wagner, bajo su nueva denominación de Africa Corps, en el Gran Magreb ilustra una vez más cómo los conflictos modernos trascienden las fronteras nacionales, involucrando una amalgama de actores transnacionales cuya influencia redefine las reglas de la geopolítica regional. La situación es un campanazo de alarma para la comunidad internacional, que debe encontrar maneras de abordar esta nueva realidad para evitar una escalada que podría tener consecuencias impredecibles para la estabilidad de la región y para Europa.