Recomendaciones de salud pública para identificar y utilizar correctamente los repelentes de insectos para uso personal.

Sanidad publica recomendaciones para la identificación y el buen uso de productos repelentes de uso humano

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha compartido recientemente sus recomendaciones con el objetivo de fomentar la correcta identificación y el adecuado uso de los productos repelentes de uso humano. A través de una infografía, la AEMPS, que depende del Ministerio de Sanidad, ofrece información detallada sobre el modo de empleo de estos productos, su utilización en niños, el etiquetado y la combinación con cremas solares.

Los repelentes de uso humano son clasificados como productos biocidas del tipo 19 (TP19) y contienen sustancias activas con propiedades biocidas. Su función principal consiste en repeler a los organismos nocivos que tienen capacidad para transmitir enfermedades infecciosas. De este modo, se logra prevenir el contacto entre los seres humanos y los vectores.

Las enfermedades transmitidas por vectores representan una preocupación importante para la salud pública a nivel mundial y constituyen uno de los grupos de enfermedades con mayor crecimiento en el mundo. Entre los vectores más destacados se encuentran los mosquitos y las garrapatas, que pueden transmitir agentes infecciosos responsables de enfermedades como la fiebre amarilla, el dengue, el virus zika, el chikungunya, la fiebre del Nilo occidental y la fiebre hemorrágica de Crimea Congo.

Una de las principales medidas para reducir el riesgo de contagio consiste en minimizar el contacto con los vectores. Los productos biocidas repelentes de uso humano se presentan como una herramienta efectiva para lograr este objetivo. Además, las altas temperaturas favorecen la proliferación de insectos, lo cual aumenta la demanda de repelentes de insectos para uso humano.

En conclusión, la AEMPS ha compartido una serie de recomendaciones para la correcta utilización de los productos repelentes de uso humano, con el fin de prevenir el contacto con los vectores y reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por ellos. Estas medidas se presentan como una forma efectiva de proteger la salud pública frente a las enfermedades cada vez más prevalentes en todo el mundo.

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