La posibilidad de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental se empantana tras la reciente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que extiende por un año el mandato de la MINURSO y pone la propuesta marroquí de autonomía en el centro de las negociaciones entre el Frente Polisario y Marruecos. Esta decisión, impulsada por Estados Unidos, ha sido interpretada por muchos como un cerrojazo al principio de autodeterminación que históricamente ha defendido la ONU.
A pesar de la aparente consolidación del plan marroquí, el Frente Polisario resalta que la nueva resolución introduce matices significativos. Aunque aún se percibe un sesgo hacia la autonomía marroquí, se menciona la posibilidad de «autonomía genuina» y la apertura a propuestas de ambas partes como un rayo de esperanza. Oubi Bachir, embajador saharaui, ha señalado que estos cambios son un reconocimiento del derecho a la autodeterminación, un aspecto fundamental que debe guiar cualquier futura negociación.
El contexto se complica aún más por la resistencia de algunas naciones, como Argelia y Rusia, que han defendido el respeto por el derecho internacional frente a intentos unilaterales de influir en la resolución. Sin embargo, la realidad en el terreno sigue siendo dura: miles de saharauis viven en precariedad en campamentos de refugiados, mientras la mayoría del Sáhara Occidental permanece bajo control marroquí, en un entorno donde el desarrollo económico es casi inexistente. La lucha por el futuro del Sáhara Occidental sigue siendo un símbolo significativo de autodeterminación y resistencia.
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