El fútbol moderno tiene algo de teatro clásico, héroes inesperados, giros de guion y negociaciones que parecen más tragedias griegas que simples trámites financieros. El Al Shabab, en su empeño por reforzar el centro del campo, fijó su mirada en Pathé Ciss, un gladiador moderno con músculo, resistencia y carácter. Todo parecía encaminarse hacia un fichaje seguro, hasta que el Rayo Vallecano decidió convertirse en el antagonista más firme del mercado, exigiendo sin pestañear el pago íntegro de los diez millones de euros de su cláusula de rescisión.
Lo que pudo ser un negocio sencillo se convirtió en un muro infranqueable. El club saudí, acostumbrado a mover fichas con rapidez en un tablero global, se topó con la inflexibilidad madrileña, tan sólida como un portón de hierro viejo. Y, en ese cruce de voluntades, quedó claro que el mercado de fichajes no entiende de sentimentalismos, es un ajedrez en el que los peones también saben plantarle cara a los reyes.
Oriol Romeu: del Camp Nou a un nuevo horizonte
La negativa con Ciss obligó a Imanol Alguacil a virar el timón. Y fue entonces cuando apareció un nombre que, por experiencia y temple, brilla como faro en medio de la tormenta, Oriol Romeu. A sus 33 años, el catalán trae bajo el brazo un currículum que huele a fútbol vivido de verdad, LaLiga, Premier League, incluso un breve pero intenso regreso al FC Barcelona. Romeu es de esos mediocentros que no necesitan gritar para hacerse escuchar; basta su colocación, su lectura del juego y su capacidad de interrumpir ataques rivales con la precisión de un relojero suizo.
Para el Al Shabab, su llegada supondría algo más que un simple fichaje. Es la promesa de equilibrio en el campo, la posibilidad de tener a un veterano que, como un capitán de barco curtido, sabe cuándo acelerar, cuándo frenar y cómo mantener la calma en medio de la tormenta. Una antítesis fascinante, mientras Europa busca juventud y velocidad, Arabia Saudí parece decantarse por la madurez y el control.
Contactos y próximos pasos
Las negociaciones, según la prensa especializada, ya han dado sus primeros pasos. Contactos preliminares, llamadas cruzadas y la inminente reunión virtual que podría sellar el acuerdo antes del cierre del mercado saudí, previsto para el 11 de septiembre. La escena recuerda a esas novelas donde el clímax se anuncia sin garantías: todo está servido, pero nada asegurado.
El interés por Romeu deja entrever la verdadera estrategia del Al Shabab: no buscan promesas, sino certezas. Jugadores que sepan soportar la presión desde el primer minuto, líderes capaces de transformarse en brújula y ancla. Si finalmente se consuma, el traspaso confirmará una tendencia cada vez más clara, la Liga saudí, lejos de ser un retiro dorado, empieza a convertirse en un laboratorio de contrastes donde la experiencia europea se mezcla con la ambición oriental. Y en ese laboratorio, cada decisión puede ser el inicio de una epopeya o de una comedia de errores.