El regreso de «Equipo de investigación» a La Sexta no solo marca el inicio de una nueva temporada; también trae consigo un grito de alerta sobre la seguridad en las ferias, un tema que ha cobrado un significado trágico en las últimas semanas. Glòria Serra y su equipo se adentraron en lo que han denominado «La ley de la feria», un reportaje que aborda la seguridad de las atracciones en un contexto sombrío: la reciente muerte de una niña de dos años tras recibir una descarga eléctrica en una de estas atracciones en Murcia.
Este desgarrador accidente es solo un capítulo en una historia más amplia, donde las ferias, tradicionalmente vistas como espacios de diversión y alegría, se convierten en escenarios de luto. Un joven de 20 años también perdió la vida al caer de una atracción. Estas tragedias han impulsado la necesidad de examinar a fondo los protocolos de seguridad establecidos.
Uno de los protagonistas de este reportaje es Israel, un ingeniero técnico con 14 años de experiencia en la inspección de atracciones. Su trabajo le ha llevado a recorrer cerca de un centenar de ferias al año, especialmente en la Comunidad de Madrid. Según su testimonio, es raro que encuentre atracciones incapaces de funcionar debido a fallas de seguridad. Durante sus inspecciones, que normalmente realiza en el momento del montaje, Israel se enfrenta a la responsabilidad de asegurar que cada atracción esté a la altura de los exigentes estándares de seguridad.
Aunque el ingeniero mantuvo una postura reservada respecto a detalles como su remuneración o la documentación específica revisada, se mostró dispuesto a hablar sobre las inspecciones que realiza. Asegura que, en promedio, dedica entre 10 y 15 minutos a cada atracción. «La mayoría de las veces, ya hemos efectuado las mediciones el día anterior», señala, enfatizando que sus revisiones suelen ser «comprobaciones visuales».
Su conexión con las familias que trabajan en el sector es palpable. «Con el tiempo, conoces al abuelo, al padre, al hijo, al nieto», dice, reflejando la continuidad y la tradición que se entrelazan en la cultura ferial. Sin embargo, a pesar de la experiencia, Israel reconoce que ha tenido que calificar inspecciones como desfavorables, aunque mayormente por cuestiones administrativas y no por la seguridad de las atracciones.
Esta mezcla de emociones y responsabilidades impregnó el primer episodio de la temporada, enseñando que detrás de cada risa y de cada grito de alegría en una feria, hay un mundo de riesgos que merece atención. La tragedia se suma a un llamado urgente por la implementación de medidas más estrictas que garanticen que las ferias sigan siendo, eso sí, lugares de disfrute sin el peso del temor.