¿Quién sustituirá a Nico Williams? Ernesto Valverde lo tiene claro

La baja de Nico Williams ha reabierto el debate en el Athletic, pero Ernesto Valverde parece tenerlo claro: Álex Berenguer es la pieza llamada a responder

La pregunta resuena en San Mamés como un eco incómodo: ¿qué hacer cuando falta el jugador más desequilibrante del Athletic? Nico Williams, ese relámpago vestido de rojiblanco, no estará disponible, y Ernesto Valverde, fiel a su estilo sobrio y pragmático, ya parece haber encontrado la solución. En lugar de recurrir a un fichaje costoso o una promesa de Lezama, su mirada está puesta en un futbolista discreto pero esencial: Álex Berenguer.

El navarro no es el héroe de los titulares ni el favorito de los fotógrafos, pero su presencia aporta un valor que va más allá de las apariencias. En un mundo donde muchos buscan el protagonismo, Berenguer se especializa en sostener al equipo cuando los focos no apuntan a él. Valverde, consciente de esta característica, lo ha convertido en una pieza clave para resolver la urgencia del momento, mostrándose eficaz en los momentos más críticos.

El futbolista que cabe en todos los guiones

Desde su llegada a Bilbao, Berenguer ha demostrado una versatilidad poco común en el fútbol contemporáneo, donde la especialización es la norma. Si bien llegó como un extremo, su capacidad para jugar como mediapunta, delantero improvisado o revulsivo le ha permitido adaptarse y consolidarse en la plantilla. En un equipo que a menudo padece rigidez, su papel como bisagra es fundamental, asegurando que el engranaje siga en movimiento, incluso cuando surgen contratiempos.

Con la baja de Nico Williams, Berenguer se enfrenta a un nuevo reto: convertirse en el reflejo imperfecto de un jugador irrepetible. La ecuación de Valverde ofrece varias posibilidades, ya sea otorgándole la banda y permitiendo a Sancet ocupar la mediapunta, o manteniéndolo en un rol ofensivo y buscando un relevo fresco desde el banquillo. En cualquiera de estos escenarios, el navarro se plantea como una garantía de continuidad, evitando que el equipo se vea abocado al caos.

El reto de llenar un vacío

En la plantilla, Berenguer se convierte en el clásico “duodécimo titular”, ese jugador que no siempre es indiscutible, pero cuya ausencia se siente profundamente. Su rol, a menudo en la sombra, es tan crucial como el de los nombres más notorios. En un fútbol que aplaude lo espectacular, él representa la otra cara de la moneda: el trabajo constante y silencioso que, sin buscar el aplauso, mantiene viva la llama del equipo.

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