En 1960, el cine de terror experimentó un antes y un después con el estreno de una película que no solo se convertiría en un clásico indiscutible del cine de suspense, sino que también marcaría el inicio de un nuevo enfoque en la narrativa cinematográfica. Hablamos de «Psicosis», dirigida por Alfred Hitchcock, conocido como el maestro del suspense por derecho propio. Esta película, hablada en su idioma original inglés y con una duración aproximada de 109 minutos, se ha mantenido a lo largo de las décadas como una obra maestra en el género del terror y el suspense.

La película narra la historia de Marion Crane, interpretada magistralmente por Janet Leigh, una secretaria que tras robar dinero de su empleador huye de la ciudad, encontrándose eventualmente con el misterioso Norman Bates (Anthony Perkins), el propietario de un solitario motel situado a la orilla de la carretera. Lo que sigue es una serie de eventos desconcertantes y espeluznantes que culminan en uno de los giros argumentales más impactantes de la historia del cine.

Alfred Hitchcock, nacido en el Reino Unido pero con una carrera principalmente en los Estados Unidos, ya era un cineasta de renombre para cuando dirigió «Psicosis». Sin embargo, esta película, basada en la novela de 1959 del mismo nombre por Robert Bloch, se distingue en su filmografía por haberse producido con un presupuesto relativamente bajo y con un equipo que Hitchcock usaba para su serie de televisión «Alfred Hitchcock Presenta». A pesar de ello, o quizás precisamente por ello, «Psicosis» desborda creatividad, desde su innovadora técnica de cámara hasta la emblemática partitura musical compuesta por Bernard Herrmann, cuyos agudos acordes de violín durante la famosa escena de la ducha se han grabado en la memoria colectiva del cine.

Los actores principales, Janet Leigh y Anthony Perkins, entregan actuaciones que han trascendido en el tiempo, especialmente Perkins, cuya interpretación de Norman Bates es tanto convincente como profundamente inquietante. La química en pantalla, la intensidad emocional y la complejidad de sus personajes contribuyen al tenso ambiente que permea a lo largo de toda la película.

«Psicosis» no solo fue un éxito de taquilla, sino que también recibió el reconocimiento de la crítica, siendo nominada a varios premios de la Academia, incluyendo Mejor Director para Alfred Hitchcock y Mejor Actriz de Reparto para Janet Leigh. Aunque no ganó en estas categorías, el impacto cultural y cinematográfico de la película es innegable. Sentó las bases para el género de terror psicológico y el slasher, influenciando a innumerables películas y directores en las décadas siguientes.

Además de sus méritos técnicos y artísticos, «Psicosis» es notable por cómo desafió las normas y expectativas de su tiempo, no solo en términos de su audaz contenido, sino también en su manera de ser comercializada. Hitchcock insistió en que nadie sería admitido en el cine después de que la película comenzara, una táctica publicitaria poco ortodoxa que solo aumentó el interés del público.

En resumen, «Psicosis» es mucho más que una película de terror. Es un estudio de personajes, un experimento en narrativa cinematográfica y una piedra angular en la historia del cine. La habilidad de Hitchcock para jugar con las emociones de la audiencia, junto con las destacadas actuaciones de su elenco y la utilización innovadora del sonido y la imagen, aseguran que «Psicosis» siga siendo relevante y perturbadora, incluso seis décadas después de su estreno.

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