En lo que se perfila como un nuevo capítulo en la ya agitada escena política búlgara, una protesta convocada el sábado por el partido nacionalista Renacimiento ha terminado en disturbios en las calles de Sofía. El evento, que se saldó con al menos seis detenidos y una decena de policías heridos, ha cobrado notoriedad por su violenta escalada, culminando en un intento de incursión en la oficina de la Comisión Europea en la capital búlgara.
Los manifestantes, armados con pintura roja, petardos y cócteles Molotov, protestaban contra la adhesión de Bulgaria a la eurozona, coreando lemas como «Dimisión» y «No al Euro» mientras trataban de prender fuego a la entrada principal del edificio, lo que obligó a la policía a intervenir para disipar la multitud.
Este acto de protesta, que evidencia la profunda división en la sociedad búlgara respecto a la adopción del euro, fue convocado por el partido Vazrazhdane, liderado por Kostadin Kostadinov. Este grupo se opone firmemente a la iniciativa gubernamental de llevar a Bulgaria a la eurozona, argumentando que comprometería la independencia financiera del país. Kostadinov, en su defensa de la moneda nacional, el Lev búlgaro, ha llamado a un referéndum para que sean los ciudadanos quienes tomen la decisión final sobre este trascendental cambio.
Desde mediados de enero, Bulgaria ha estado gobernada por un nuevo ejecutivo de coalición, prometiendo poner fin a la prolongada crisis política que data de 2021. Liderado por el expresidente de la Asamblea Nacional, Rosen Zheliazkov, el gobierno se ha propuesto como objetivos la lucha contra la corrupción, la modernización de estructuras y la profundización de reformas exigidas por la Unión Europea, incluida la entrada en la eurozona.
Las reacciones al evento no se han hecho esperar. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenó enérgicamente el ataque: “Escenas indignantes en Sofía”, declaró, lamentando el acto vandálico contra la oficina europea, lo que subraya la tensión entre Bulgaria y los mandatos de la Unión Europea.
El incidente ha arrojado luz sobre las tensiones internas en Bulgaria en cuanto a su futuro económico y su integración europea, mostrando una facción de la sociedad profundamente arraigada en el nacionalismo y resistente a los cambios propuestos por el gobierno actual. A medida que Bulgaría se enfrenta a esta encrucijada económica y política, la división evidenciada por la violenta protesta del sábado plantea interrogantes sobre la cohesión nacional y la senda hacia la integración europea.