En una declaración que intensifica la ya tensa atmósfera política en Georgia, el primer ministro Irakli Kobajidze ha lanzado una advertencia contundente hacia la presidenta Salomé Zurabishvili. Con el fin de su mandato aproximándose este domingo, Kobajidze insinuó que la presidenta, conocida por sus tendencias europeístas, podría enfrentarse a un futuro tras las rejas si decide no dejar el cargo.
Durante una rueda de prensa, el mandatario prorruso manifestó: «Veremos dónde continúa su vida, entre rejas o en libertad», señalando así una posible acción legal contra Zurabishvili. El Primer Ministro expresó su esperanza de que la presidenta actúe con «sentido común» y no infrinja la Constitución ni el Código Penal, lo que le podría acarrear varios años de prisión.
Este conflicto surge a la luz de las recientes decisiones de Zurabishvili, quien ha desafiado abiertamente la legitimidad de las últimas elecciones parlamentarias y presidenciales, respaldada por la oposición y partes significativas de la población. La presidenta ha insistido en no abandonar su puesto, argumentando la necesidad de celebrar nuevas elecciones para resolver la profunda crisis política que azota al país.
El sábado, Zurabishvili reafirmó su posición tras reunirse con líderes de los partidos de oposición, proclamando que solo nuevos comicios podrían proporcionar una salida política viable. Ante estos eventos, Kobajidze advierte sobre la delicada situación de tener que potencialmente encarcelar a una mujer de 72 años si persiste en mantenerse en el poder más allá de su mandato.
Mientras tanto, las calles de Georgia han sido escenario de protestas antigubernamentales que se prolongan por casi un mes, reflejo del descontento popular con la situación actual. Kobajidze, por otro lado, sostiene que no existe fundamentación legal para una repetición electoral y acusa a Zurabishvili y a la oposición radical de actuar bajo las órdenes de «amos extranjeros».
En este contexto de agitación política, la comunidad internacional observa con inquietud. La oposición georgiana ha apelado a la Unión Europea pidiendo sanciones e instando a declarar como «ilegítimo» al actual gobierno liderado por el partido Sueño Georgiano desde 2012. Esta petición llega tras la decisión del partido de suspender las negociaciones sobre el ingreso de Georgia al bloque comunitario el pasado noviembre, sumando otro capítulo a la ya complicada relación entre Georgia y la Unión Europea.
Con el país en una encrucijada crucial, tanto para su democracia interna como para sus aspiraciones europeas, los próximos pasos de Zurabishvili y la respuesta gubernamental podrían definir la trayectoria política de Georgia en los años venideros.