Hoy, el presidente Donald J. Trump ha firmado una orden ejecutiva que marca un cambio significativo en el ámbito de la investigación sobre el uso médico de la marihuana y el cannabidiol (CBD). Este acto no solo refleja un avance en la comprensión de los beneficios potenciales de estas sustancias, sino que también representa un paso hacia la eliminación de barreras que han limitado la investigación en este campo.
La nueva medida instruye al Fiscal General a acelerar el proceso para reclasificar la marihuana como una sustancia de Schedule III dentro de la Ley de Sustancias Controladas. Actualmente, la marihuana es clasificada como una sustancia de Schedule I, una categoría que implica que no tiene aplicaciones médicas aceptadas y presenta un alto potencial de abuso. Esta reclasificación podría allanar el camino para un mayor número de estudios que evalúen la seguridad y eficacia del uso médico de la marihuana, así como de los productos derivados del cáñamo, como el CBD.
El presidente también ha encargado a la Oficina del Jefe de Gabinete de la Casa Blanca que colabore con el Congreso para facilitar que los estadounidenses accedan a productos de CBD de espectro completo, asegurando que al mismo tiempo se restrinjan las ventas de productos que supongan un serio riesgo para la salud. En este sentido, es notable el crecimiento del uso de productos de CBD en Estados Unidos: un 20% de los adultos reportan haberlos utilizado en el último año, y casi un 15% de los seniors también los han incorporado en sus rutinas de salud.
Sin embargo, el camino hacia una regulación clara y efectiva todavía presenta desafíos. La falta de un marco regulatorio definido a nivel de la FDA ha generado incertidumbre tanto para los consumidores como para los profesionales de la salud. Se hace necesario implementar modelos de investigación que tengan en cuenta la evidencia del mundo real para evaluar los resultados y las implicaciones a largo plazo del uso de la marihuana y sus derivados.
La orden ejecutiva también se alinea con el compromiso del presidente Trump de mejorar el acceso a tratamientos médicos para todos los estadounidenses, en particular para seniors y veteranos. A lo largo de este año, la administración ha tomado medidas concretas, como la firma de acuerdos con fabricantes farmacéuticos para alinearse con precios internacionales más justos y garantizar la transparencia de costos en la atención médica.
El hecho de que más de 40 estados y el Distrito de Columbia hayan establecido programas de marihuana médica evaluados y regulados subraya la creciente aceptación y reconocimiento del papel de la marihuana en el tratamiento de diversas condiciones médicas. En un país donde el dolor crónico afecta a una de cada cuatro personas adultas, las implicaciones de estas decisiones políticas son profundas.
A medida que se implementan estas nuevas políticas, se espera un cambio en el panorama de la atención médica que no solo brinde alivio a millones, sino que también ayude a construir un futuro más informado y saludable en lo que respecta al uso de la marihuana y el CBD en el sistema de salud estadounidense.
Fuente: WhiteHouse.gov
