El reciente anuncio del presidente Donald J. Trump sobre la modificación de los estándares de eficiencia de combustible, conocidos como CAFE (Corporate Average Fuel Economy), marca un giro significativo en la política automotriz estadounidense. En un contexto de creciente preocupación por los costos de vida, esta estrategia busca proporcionar alivio tanto a los consumidores como a los fabricantes de automóviles en el país.
Según el presidente, la anterior administración había establecido normativas que imponían metas de eficiencia de combustible extremadamente estrictas, en ocasiones imposibles de alcanzar con los vehículos de gasolina y diésel convencionales. Estas normas, argumenta Trump, no solo eran impracticables, sino que también respiraban un mandato oculto hacia la adopción masiva de vehículos eléctricos (EV), lo que podría haber llevado a un aumento considerable en los precios de los automóviles nuevos.
El presidente Trump recalca que su administración ha devuelto los estándares CAFE a niveles alcanzables, alineándose con las restricciones legales que el Congreso había estipulado. Asegura que esta acción no solo tiene como objetivo salvaguardar la industria automotriz estadounidense, sino también ofrecer un respiro a las familias que enfrentan un alza en el costo de vida. Las proyecciones indican que, gracias a esta modificación, las familias podrían ahorrar alrededor de $109 mil millones en los próximos cinco años; un alivio in-negable en tiempos de inflación.
Además de los beneficios económicos, Trump sostiene que su enfoque puede tener implicaciones significativas para la seguridad. Se estima que la modificación de estos estándares podría resultar en la salvación de más de 1,500 vidas y en la prevención de casi un cuarto de millón de lesiones graves para 2050, al facilitar que más estadounidenses adquieran vehículos más nuevos y seguros.
La decisión también se enmarca en una serie de acciones que el presidente ha tomado para contrarrestar lo que él considera políticas perjudiciales de la administración Biden. Solo unos meses atrás, Trump había firmado una resolución para poner fin a los mandatos de vehículos eléctricos en California, los cuales preveían una prohibición total de la venta de automóviles de gasolina en el estado para 2035. A través de varias leyes y regulaciones, su administración busca proteger a la industria automotriz de sanciones legales y costosas, y reestablecer un sentido de sensatez en las regulaciones automotrices.
Este enfoque pragmático contrasta con lo que Trump describe como una tendencia hacia lo extremo en la política ambiental de la oposición. En una era en la que la movilidad y la economía familiar están bajo presión, el presidente se erige como un defensor de prácticas que faciliten la propiedad de automóviles confiables y asequibles para todos los ciudadanos estadounidenses.
La reconfiguración de los estándares CAFE es más que una simple medida normativa; representa un compromiso de la administración con el bienestar económico de las familias y la viabilidad de la industria automotriz, un eje fundamental en la economía del país. Con cada paso que toma, Trump parece recordar que, en última instancia, su éxito será medido por su habilidad para conectar con las preocupaciones cotidianas de los estadounidenses.
Fuente: WhiteHouse.gov
