El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha dado su opinión sobre un posible pacto entre el PSOE y Junts para una investidura de Pedro Sánchez, el cual estaría condicionado a una Ley de Amnistía. García-Page considera que este pacto se daría porque «no queda más remedio», es decir, se realizaría por necesidad.
En su discurso durante un acto público desde la sede de su Gobierno, el presidente regional ha diferenciado entre aquellos dirigentes que pactan «porque no tienen remedio» y aquellos, como él mismo, que pactan «sin necesidad». En este punto, ha hecho referencia a Pedro Sánchez, sin mencionarlo directamente, señalando que él podría pactar una amnistía a encausados catalanes «por necesidad».
Sin embargo, García-Page ha querido dejar claro que no se debe confundir «amnistía con amnesia». Según su opinión, la amnesia solo hace que los errores se repitan una y otra vez. Por lo tanto, considera que es importante recordar y aprender de los errores del pasado para no cometerlos de nuevo.
El presidente regional también ha mostrado su crítica ante la situación actual en la que PP y PSOE, siendo los principales partidos políticos del país, discrepan sistemáticamente en todos los escenarios. Ante esto, ha pedido «espacios elementales de consenso político» que permitan legitimar los momentos en los que se discrepa.
García-Page ha lanzado estas reflexiones en el contexto de la firma de un acuerdo a seis bandas para un nuevo plan de empleo con los presidentes de las diputaciones provinciales de la región, dos de ellos del Partido Popular. Según él, este acto de consenso es una enmienda a la política de relativismo que se ha consolidado en España.
Para el presidente regional, es fundamental que los ciudadanos no tengan que olvidar las promesas realizadas durante la campaña electoral una vez que se gobierna. Considera que esto socavaría aún más la credibilidad en la política. Por lo tanto, defiende la importancia de mantener la coherencia entre lo prometido y lo realizado.
En resumen, García-Page aboga por un mayor consenso político entre los grandes partidos. Considera que es lógico que haya discrepancias en muchos temas, pero no en todo de forma obligatoria o sistemática. Según él, si la discrepancia se vuelve constante, incluso pierde su valor. Esta postura es la que quiere cultivar en su región, ya que considera que es lo que la gente demanda.