En una medida que marca un giro significativo en la política de visados para estudiantes extranjeros, el presidente Donald J. Trump ha promulgado una proclamación que suspende la entrada de nuevos estudiantes extranjeros a Harvard University bajo los visados F, M o J. Esta decisión tiene como objetivo, según la administración, proteger la seguridad nacional y responde a preocupaciones crecientes sobre los vínculos de la universidad con adversarios extranjeros y actividades potencialmente peligrosas.
La proclamación no solo impide que nuevos estudiantes extranjeros se integren a la institución más prestigiosa de Estados Unidos, sino que también ordena al Secretario de Estado revisar y considerar la revocación de los visados existentes para aquellos estudiantes actuales que cumplan con los criterios establecidos por la nueva normativa.
Uno de los aspectos más controvertidos de esta medida es que no se aplica a estudiantes de otras universidades estadounidenses que ingresan a través del Programa de Visas de Intercambio de Estudiantes (SEVP), dejando claro que Harvard enfrenta acusaciones únicas y serias. Al respecto, la administración ha subrayado que la universidad ha fallado en proporcionar información adecuada sobre actividades ilegales o peligrosas llevadas a cabo por sus estudiantes internacionales, reportando solo datos deficientes sobre tres casos en particular.
Las críticas hacia Harvard no son nuevas. En años recientes, la universidad ha visto un aumento significativo en la criminalidad en su campus y ha sido cuestionada por su capacidad de controlar la conducta de sus estudiantes extranjeros. Además, las investigaciones han revelado que Harvard ha recibido más de $150 millones en fondos de China, lo cual plantea preocupaciones sobre la influencia y la comunicación inapropiadas con gobiernos extranjeros, incluyendo la participación de miembros del Partido Comunista Chino en actividades académicas dentro del campus.
En un contexto de creciente tensión geopolítica, Trump ha hecho hincapié en la importancia de que los estudiantes extranjeros “amen a nuestro país”. Según el presidente, existe un número considerable de estadounidenses que desean estudiar en Harvard y que se ven impedidos de hacerlo por la presencia de estudiantes internacionales. Esto ha llevado a la administración a pedir a Harvard una mayor transparencia en cuanto a la composición de su alumnado y la naturaleza de los vínculos que mantiene con actores extranjeros.
Dicha proclamación ha generado un amplio debate sobre las políticas de inmigración y la presencia de estudiantes internacionales en instituciones académicas estadounidenses. Mientras algunos apoyan la idea de que es necesario establecer medidas más estrictas para proteger la seguridad nacional, otros critican la medida como un ataque injusto a la diversidad y la apertura que ha caracterizado a las universidades americanas. La decisión de Trump podría tener repercusiones significativas no solo para Harvard, sino también para el futuro de las relaciones académicas con otros países y la percepción de Estados Unidos como un destino educativo para estudiantes internacionales.
Fuente: WhiteHouse.gov
