En una edición marcada por la controversia y el espíritu competitivo, Suiza se coronó como el ganador de Eurovisión 2024, gracias a la imponente actuación de Nemo y su canción ‘The Code’. El certamen, celebrado en Suecia, no solo capturó la atención del público por las destacadas actuaciones musicales, sino también por los momentos de tensión generados por la participación de Israel, cuya presencia en el evento estuvo teñida por la polémica debido a la situación en Gaza.
La representante de Israel, Eden Golan, enfrentó desafíos inusuales en esta competencia internacional de canciones. Durante su actuación en el Malmö Arena, la cantante fue recibida con abucheos, una reacción del público que ya se había anticipado en las semifinales y ensayos generales. Esta hostilidad fue un reflejo del descontento de algunas facciones del público con respecto a las acciones militares de Israel en Gaza, las cuales han sido objeto de amplio debate y crítica internacional.
Ante esta situación, la delegación israelí tomó medidas para preparar a Golan, incluyendo un «entrenamiento» diseñado para ayudarla a manejar los abucheos y reacciones negativas del público. Imágenes emitidas por Kan, la radiotelevisión pública de Israel, mostraron a Golan sometida a simulacros de abucheos por parte de su equipo, en un intento por fortalecer su resiliencia emocional ante la adversidad. Sin embargo, estas imágenes también avivaron la polémica, ya que algunos interpretaron estos actos como una falta de sensibilidad hacia la gravedad de la situación en Gaza.
A pesar de los desafíos, Eden Golan logró completar su actuación en la final sin mostrar reacción alguna a los abucheos, una muestra de su preparación y fortaleza mental. Su presentación no solo le permitió finalizar el concurso en quinto lugar, sino que también reveló las complejidades de competir en un escenario tan politizado como Eurovisión.
Los resultados de la votación en Eurovisión 2024 también arrojaron sorpresas, con Israel obteniendo una notable posición gracias al apoyo del televoto, que la colocó como la segunda más votada por el público, solo superada por Croacia. Este apoyo se tradujo en una notable discrepancia entre la percepción del público y los jurados nacionales, quienes habían colocado a ‘Hurricane’ en un distante duodécimo lugar.
Este panorama resalta la diversidad y la complejidad de Eurovisión como evento cultural, que va más allá de la música para reflejar tensiones geopolíticas y sociales. La edición de 2024 será recordada no solo por la victoria de Suiza, sino también por la capacidad del arte de provocar diálogo, reflexión y, en ocasiones, controversia. A medida que los países participantes vuelvan a sus hogares, queda la reflexión sobre el poder de la música para unir o dividir, y sobre cómo eventos como Eurovisión pueden servir como plataforma para el entendimiento mutuo más allá de las diferencias.
