En la última entrega de First Dates, emitida el pasado 20 de noviembre, se vivió una de esas noches que hacen vibrar el corazón. El programa sigue manteniéndose como un referente en la televisión emocional, siempre capaz de capturar la esencia del amor en todas sus formas. En esta ocasión, la velada fue protagonizada por Marta, una joven psicóloga y sexóloga de 25 años, y Pedro, un carismático creador de contenido de 26, que llegó dispuesto a dejarse llevar.
Marta, barcelonesa de espíritu libre, llegó al restaurante con la idea de disfrutar sin presiones: “Me considero muy joven para tener novio”, expresó, mientras compartía un poco de su historia personal. La joven confesó que, a pesar de estar segura de sí misma, la percepción que otros tienen sobre su profesión a menudo crea inseguridades. “Siempre ha jugado en mi contra”, reveló, haciendo alusión a las preguntas íntimas que reciben en su consulta, como las relacionadas con la eyaculación precoz y el vaginismo. Para romper el hielo, Marta incluso mencionó cómo su formación religiosa de la infancia la llevó a replantearse sus creencias.
Por su parte, Pedro mostró una actitud despreocupada. La presencia de una sexóloga no le intimidaba. “Mi chica ideal sería como Marta”, dijo en un tono seguro desde que la vio. Rápidamente, la conversación se tornó divertida, iluminada por el humor y la ironía. “¿Qué locuras has hecho por amor?”, preguntó Marta, a lo que Pedro respondió con un guiño: “¿Me vas a psicoanalizar?”. La chispa que surgió entre ellos se avivó con la revelación de anécdotas sobre aventuras amorosas, como el viaje a París que Pedro emprendió durante el confinamiento, mostrando su audacia, y la romántica ruta que Marta preparó para un cumpleaños especial.
Un momento crucial de la cita llegó cuando ambos compartieron sus experiencias sobre relaciones complicadas. Pedro no tardó en expresar que su historia amorosa había estado marcada por situaciones tóxicas. Marta, empatizando, asintió y escuchó atentamente. Fue entonces cuando Pedro lanzó una nueva idea sobre las relaciones: “Quiero probar nuevas experiencias, como una relación abierta”. La respuesta de Marta fue reveladora: “Yo siempre he pensado que si tengo una relación de pareja, sería abierta”. Este intercambio de ideas fluidas estableció un vínculo profundo entre ellos, particularmente cuando Pedro alabó la independencia de las mujeres que viajan solas.
Al empezar a explorar la posibilidad de una segunda cita, Marta se mostró entusiasmada, aunque no pudo evitar mencionar la distancia que les separaba al vivir en extremos opuestos de la península. Pero, como un atisbo de esperanza, dijo: “Si tú estás dispuesto a ver qué pasa, podemos probar”. Pedro, con un brillo en los ojos, respondió: “100%. Además, me gusta tener mi espacio”.
El encuentro culminó en la promesa de una segunda cita, un desenlace que transformó la sesión inicial de “conocer gente” en un descubrimiento mutuo lleno de curiosidad. El programa una vez más demostró su capacidad para hacer magia, uniendo a dos individuos con trayectorias aparentemente diferentes pero con valores y deseos comunes de conexión. En el mundo complejo de las relaciones modernas, Marta y Pedro encontraron un rincón donde su historia podría florecer.
