El presidente del Partido Popular (PP) en Castilla-La Mancha, Paco Núñez, ha situado en el centro de su discurso la búsqueda de consensos en torno a la política hídrica, proclamando su compromiso en lograr pactos que beneficien la región. Durante una rueda de prensa posterior a la reunión del Comité de Dirección del partido, Núñez señaló que el PP había dejado clara su postura respecto al trasvase y que se había alcanzado un «importante acuerdo» en las Cortes autonómicas, reafirmando su deseo de liderar a los castellanomanchegos en esta cuestión.
Sin embargo, su reivindicación de liderazgo se ve cuestionada por declaraciones del PSOE, donde la portavoz en el Parlamento, Isabel Abengózar, ha criticado fuertemente la actitud de los alcaldes ‘populares’ de Guadalajara y Toledo, Ana Guarinos y Carlos Velázquez. Abengózar ha remarcado que los representantes de los territorios más comprometidos por el tema del trasvase se han posicionado del lado de las directrices de Génova, sede nacional del PP, en lugar de defender los intereses de Castilla-La Mancha.
Además, desde el PSOE, se ha interpretado la defensa del trasvase como una alianza política entre regiones gobernadas por el PP—Madrid, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía—, que según la formación socialista, va en detrimento de los intereses de Castilla-La Mancha. La oposición ha mostrado su desacuerdo con que no existiesen críticas por parte de Núñez sobre esta coalición interautonómica, la cual según el argumento socialista, vela por intereses contrapuestos a los de la comunidad castellanomanchega.
Esta situación demuestra las tensiones existentes dentro del ámbito político regional sobre cómo equilibrar los intereses locales con la dinámica nacional de sus respectivos partidos políticos, especialmente en temas tan sensibles y cruciales como la gestión de los recursos hídricos.