En un revés a las normas internacionales y con un halo de tensiones geopolíticas de fondo, Polonia continúa la investigación por espionaje contra el periodista ruso-español Pablo González. Este periodista, quien recientemente fue trasladado a Rusia en un movimiento que marcó el mayor intercambio de presos desde la Guerra Fría entre Moscú y Occidente, enfrenta la posibilidad de ser juzgado en rebeldía por Polonia debido a los cargos que le mantuvieron en prisión preventiva durante dos años y medio.
El portavoz de la Fiscalía Nacional de Polonia, Przemysław Nowak, reafirmó este martes ante la prensa que el caso contra González sigue activo, a pesar de que el periodista aún no ha sido formalmente acusado. Esto destaca un procedimiento atípico en el ámbito legal, donde la continuación de la investigación pueda conducir a un juicio in absentia, es decir, en ausencia del acusado.
González, nacido en Moscú bajo el nombre de Pavel Rubtsov, y con una doble nacionalidad rusa y española, fue detenido en Polonia en febrero de 2022. Desde entonces, se encontraba en prisión preventiva hasta su reciente liberación e inclusión en el intercambio de presos. Las autoridades polacas le consideran sospechoso de espiar para el GRU, servicio de inteligencia ruso, a partir de actividades como la elaboración de informes sobre disidentes rusos en Europa.
La fiscalía de Lublin, al este de Polonia, que en mayo pasado prorrogó su encarcelamiento por última vez, todavía no ha formalizado cargos contra él. Sin embargo, su caso continúa generando titulares, especialmente tras la revelación de que, junto a González, fue detenida en 2022 una periodista polaca, compañera sentimental del acusado, quien supuestamente le proporcionaba cobertura para acceder a individuos de interés para sus actividades de espionaje. Si bien la periodista ha sido liberada, las investigaciones contra ella no se han cerrado, lo que añade un nivel adicional de complejidad al caso.
La permanencia de estas investigaciones amenaza con enturbiar aún más las relaciones entre Polonia y Rusia, en un momento en que las tensiones geopolíticas entre Moscú y Occidente se encuentran en un punto álgido. Aunque González ya no se encuentra en suelo polaco, la decisión de proseguir con el juicio en su ausencia podría tener profundas implicaciones diplomáticas, además de plantear serias preguntas sobre los derechos del acusado y la justicia procesal en casos transnacionales.