En un giro sin precedentes, el sindicato más grande de la policía en Bangladesh ha declarado una huelga general como respuesta a la escalada de inseguridad que se vive en las calles, exacerbada por intensas protestas contra el gobierno que han sacudido al país durante el último mes. Este movimiento laboral sin precedente surge en un momento crítico, tras la dimisión y posterior fuga de la primera ministra Sheij Hasina, dejando al país en un estado de incertidumbre política y social.
La Asociación de Servicios Policiales de Bangladesh (BPSA) ha tomado esta decisión drástica luego de reportar ataques incendiarios contra cientos de comisarías por los manifestantes. «Hasta que no se garantice la seguridad de todos los miembros de la Policía, declaramos una huelga», anunció la asociación, evidenciando la grave situación que enfrentan las fuerzas de seguridad, que lamentablemente ya ha costado la vida a más de una decena de sus agentes. Las protestas, que han cobrado alrededor de 400 vidas según fuentes médicas, representan una de las crisis más acuciantes para el país en décadas.
La ausencia policial en las calles ha sido particularmente notoria en la capital, Daca, donde las imágenes de estudiantes dirigiendo el tráfico en un esfuerzo por mantener algún sentido de orden se han convertido en un símbolo de la actual desesperanza y autogestión ciudadana ante el vacío de poder. Alrededor de 200 estudiantes han asumido roles de vigilancia en comisarías, y otros lugares clave como iglesias y templos, en un intento por proteger estos sitios de ser objetivos de la violencia.
El punto crítico de esta crisis se evidenció la noche del lunes en el barrio de Mirpur, donde una comisaría fue incendiada y reducida a cenizas por una turba enfurecida, aunque afortunadamente no se reportaron víctimas. Incidentes similares se han registrado en la ciudad de Bogura, incitando a varios grupos de estudiantes a tomar la responsabilidad de controlar el tráfico, en un esfuerzo por aportar a la normalización de la vida cotidiana ante la ausencia policial.
Este periodo de caos y violencia se ha precipitado tras la jornada más violenta de protestas, lo que llevó a la dimisión de la primera ministra. El país se encuentra en un momento crítico, con una población que exige seguridad y estabilidad, mientras que las fuerzas del orden se ven incapacitadas para responder adecuadamente ante la situación. La huelga de la policía en Bangladesh no solo subraya la seriedad de la crisis de seguridad, sino que también plantea preguntas alarmantes sobre el futuro próximo del país en términos de gobernabilidad y orden público.