Polémica por el interrogatorio judicial a Elisa Mouliaá y el trato diferenciado a Íñigo Errejón

La actuación del juez Carretero en el caso de agresión sexual denunciado por Mouliaá genera críticas por presunto machismo judicial

La filtración de las declaraciones judiciales de Elisa Mouliaá e Íñigo Errejón ha generado un amplio debate sobre el tratamiento desigual que ambos recibieron por parte del juez Adolfo Carretero. Mouliaá, quien acusa a Errejón de tres agresiones sexuales, fue sometida a un interrogatorio duro y lleno de preguntas cuestionables, mientras que el tono hacia el expolítico fue mucho más tranquilo.

Expertas en igualdad denuncian que esta actitud del magistrado refuerza los prejuicios patriarcales dentro del sistema judicial. Durante su declaración, Mouliaá enfrentó constantes dudas sobre su testimonio por parte del juez, quien le reprochó no haber detenido a Errejón durante los supuestos actos, ni haber denunciado antes los hechos. Incluso llegó a insinuar que la denuncia podría deberse a un despecho personal.

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El juez Carretero, con sus preguntas, ignoró el enfoque en el consentimiento, central en la nueva legislación.

El impacto de la ley del “solo sí es sí” en el paradigma judicial

La Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como la ley del “solo sí es sí”, introdujo un cambio en la valoración del consentimiento en casos de violencia sexual. Sin embargo, según María Naredo, jurista experta en igualdad, este cambio no ha llegado plenamente a la judicatura. «Hemos avanzado en la formación, pero todavía hay jueces que actúan bajo el paradigma patriarcal del sometimiento», señala la experta.

El interrogatorio a Mouliaá ilustra cómo las víctimas de agresión sexual pueden enfrentar preguntas que minimizan su testimonio o trasladan la culpa hacia ellas. Esto no solo dificulta el acceso a la justicia, sino que también desmotiva a otras mujeres a denunciar.

Revictimización y falta de empatía judicial

Para Naredo, lo ocurrido con Mouliaá es un ejemplo de cómo los prejuicios y la falta de sensibilidad judicial pueden perjudicar gravemente a las víctimas. El interrogatorio al que fue sometida no solo la puso en una posición incómoda, sino que también evidenció la falta de comprensión sobre los efectos emocionales de la violencia sexual. «El relato de las víctimas no siempre es lineal; muchas veces sus emociones y sensaciones quedan paralizadas. Esto no se tuvo en cuenta», afirma la jurista.

En contraste, la actitud del juez hacia Íñigo Errejón fue mucho más conciliadora, orientando las preguntas hacia la refutación del testimonio de Mouliaá. Esta disparidad de trato ha generado críticas por parte de expertas y de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, quien señaló en Twitter que este tipo de actuaciones revictimizan a las mujeres y alejan a las víctimas de la denuncia.

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