En el famoso programa de televisión «First Dates», cada encuentro promete ser el inicio de una historia de amor. Sin embargo, no todas las citas culminan como se espera, y algunas de ellas se tornan en momentos incómodos y desafortunados, lejos del objetivo principal del show. Tal fue el caso de la cita entre Carmen, una auxiliar de clínica de 50 años oriunda de Zaragoza, y Angelo, un chef italiano de 48 años con residencia en Girona.
Carmen, con una claridad meridiana sobre lo que busca en un hombre, acudió a su cita con la esperanza de encontrar a alguien que supiera valorarla y respetarla. Su lista de requisitos incluía el deseo de hallar a alguien cuidadoso, capaz de tratarla bien, y lejano a la prepotencia y la vulgaridad. Por otro lado, Angelo llegaba al restaurante con una visión romántica del amor, aunque reconocía perder el sentido de la realidad cuando se enamora.
Desde el primer instante, la chispa entre ambos parecía difícil de prender. Los comentarios de Angelo sobre el atuendo de Carmen – un pantalón de piel y plumas que él calificó de «atrevido» – pusieron el primer alto en el camino. A pesar de la atracción física reconocida mutuamente, la sintonía entre las personalidades y expectativas de ambos no pudo ser más distante.
La noche estuvo marcada por varios comentarios desacertados de Angelo, incluyendo su preferencia por verla con una «faldita corta» y la desafortunada admisión de haberle quitado años a Carmen para «quedar bien». En lugar de acercarlos, tales comentarios solo enfriaron más el ambiente, evidenciando la incompatibilidad de sus caracteres. Carmen, que se describe a sí misma como una mujer exigente y directa, no tardó en mostrar su descontento, considerando tales actitudes como una clara falta de educación.
La velada se desvanecía mientras las diferencias se hacían cada vez más evidentes. Carmen no encontraba en Angelo al hombre italiano que había idealizado; su estilo, su manera de ser y su forma de «entrar a matar» distaban mucho de lo que ella buscaba. Por su parte, Angelo también reconocía la falta de chispa, dejando claro que el amor es algo que debe percibirse desde el primer momento.
Al llegar el instante de la decisión final, las palabras sobraban. Las concretas afirmaciones hechas tanto por Angelo como por Carmen confirmaron que no todo encuentro en «First Dates» está destinado al éxito. Esta cena, lejos de unir a dos personas en busca del amor, se sumó a las numerosas experiencias del programa en las que, desafortunadamente, prevalece la sinceridad mal enfocada sobre la química y el respeto mutuo. Un recordatorio más de que en el juego del amor, no siempre la franqueza sin filtro es la mejor estrategia.