Polarización política y mundo rural: ¿Fracasará la España vaciada el 13F?

Antón Losada Diéguez (1884-1929), reputado escritor y político galleguista, afirmó que “pasan os homes e a terra queda”. Sin duda alguna, reflexionar acerca de la España rural es hacer memoria colectiva de unos tiempos en los que el hambre abrazaba la miseria, situación que convivía con la opulencia social de determinadas clases sociales privilegiadas. Frente a las “dos Españas que guardan aún el rencor de viejas deudas” (Jarcha, 1976) resulta conveniente echar la mirada atrás y valorar críticamente los pasos que (no) hemos dado para lograr la democratización rural y real.

Tras la muerte del dictador Francisco Franco, en noviembre del año 1975, el mundo rural logró dar el paso al frente en relación a la construcción de la “nueva España”. Para un sector importante de la ruralidad española lo conveniente era continuar con las estructuras heredadas del Régimen, ligeramente “modernizadas”; para otros era necesario transformar la realidad social, combatir el caciquismo y “cambiar el mundo de base” (en referencia al socialismo o al anarquismo agrario).

Sea como fuere, la democratización rural se produjo en una intermediación de cuitas internas entre rurales, organizados en sindicatos agrarios y partidos políticos. Las cooperativas agroganaderas de la Acción Católica, las ideas marxistas y la Doctrina Social de la Iglesia, promovida por algunos curas campesinos, sirvieron como motivación para promover una transformación social de la ruralidad española.

Sueños rotos y concesiones “necesarias”

Las grandes metas políticas y utópicas poco a poco se fueron transformando en líneas de actuación de sindicatos y partidos políticos que se adaptaron a las realidades específicas. La mentalidad casal (vinculación con la casa familiar), el poder económico o la capacidad de influencia social determinaría el rol social a ejecutar por cada paisano y paisana. Entre las integraciones políticas y económicas y las cesiones políticas “necesarias” el mundo rural se fue abandonando a su suerte.

Progresivamente, el ágora conquistada fue abandonada en beneficio de nuevas infraestructuras de representatividad, que actualmente se encuentran en crisis y análisis.

“-No hay derecho -murmuró. Y recostó la nuca en el respaldo del asiento.

-¿A qué no hay derecho, macho?

-A esto- dijo Víctor, apuntando a los últimos edificios del pueblo. A que hemos dejado morir una cultura sin mover un dedo”.

El disputado voto del Señor Cayo de Miguel Delibes.

Hablar de la “España vaciada” es hablar de la ciudadanía rural (residente o vinculada) que desea que la sociedad en su conjunto asuma la deuda histórica que tiene con cada uno de los espacios abandonados intencionalmente. Desde el Portugal olvidado se considera que la España vaciada constituye la reacción lógica derivada del abandono sufrido por el PSOE y el PP. Esta afirmación se podría confirmar con dos ejemplos.

  • “El Suroccidente también es Asturias”. Desde hace unos meses, numerosos vecinos y vecinas se han organizado en plataformas vecinales con el fin de lograr mejores comunicaciones para la zona en la que viven (tradicionalmente rural y menos desarrollada). Esta forma de organización social se opone frontalmente al abandono que sufre la comarca y sus reivindicaciones exigen mayor apoyo al PSOE, que gobierna a nivel municipal, regional y nacional (con amplia trayectoria).

  • El 13 de febrero se celebran elecciones anticipadas en Castilla y León. Tras 35 años de gobierno del PP, la ciudadanía tiene en su mano la posibilidad de elegir representantes políticos que defiendan (o no) los intereses del bien común rural. La polémica de las macrogranjas ha dejado claro que la España rural se encuentra en un estado de polarización evidente, heredado del pasado, pero impulsado por los partidos políticos a nivel nacional. Nuevamente, el mundo rural se convierte en el espacio de pruebas de la sociedad “rurbana”.

Los retos de los ciudadanos

En un primer momento, se ha de reconocer que la ciudadanía ha dicho basta. Progresivamente, se está autoorganizando en plataformas que tarde o temprano se convertirán en agrupaciones electorales. Para que estas triunfen se deberán implementar diversas metodologías de participación ciudadana como son las campañas de información, formación en técnicas comunicativas, grupos de reflexión, redacción de propuestas, fomento de cambios individuales y transformación social.

Llegados a la penúltima fase, se tendrán que definir las estrategias para cambiar la realidad, es decir, apostar por los mecanismos tradicionales (partidos políticos) o, por el contrario, crear agrupaciones electorales (ojo, sin caer en el craso error de crear localismos que puedan perpetuar la situación).

Reconociendo que gran parte de los problemas de la España vaciada se derivan de la gestión histórica del bipartidismo, no vale echar balones fuera. Los retos a los que hay que hacer frente son: generación de oportunidades laborales (a través de la diversificación); potenciación de un sistema agroalimentario y agroganadero sostenible; aumento de las inversiones público-privadas en materia de conectividad infraestructural y digital; accesibilidad y calidad en los servicios públicos y empoderamiento de la sociedad civil a través de la conciencia política. Solamente así se podrá ofrecer oportunidades de presente-futuro, frenar el exilio rural (juvenil) y garantizar un modo de vida inclusivo e igualitario.

Lo rural es político

Se ha demostrado que las estrategias oficiales redactadas para la España despoblada no tienen consistencia ni concreción y que no son conocidas o compartidas por la ciudadanía. Se necesita que una vez establecidas las metas a perseguir se construya un verdadero proyecto de país donde se concreten los objetivos, la metodología y la filosofía que acompañará al “cambio de base” (adaptable a cada una de las realidades específicas). Sin duda alguna, lo rural es político.

¿Triunfará la España vaciada en las elecciones de Castilla y León?

La plataforma España Vaciada (conformada por 160 asociaciones de 30 provincias, registrada como partido político el día 30 de septiembre de 2021) tan solo ha logrado presentar candidaturas en Soria, Burgos, Palencia, Salamanca y Valladolid. A excepción de Soria Ya, las candidaturas tienen la denominación España Vaciada (EV). La falta de tiempo, la ausencia de infraestructura política, la incapacidad para reunir el número mínimo de avales y la escasez de apoyo social puede predecir su fracaso electoral. Adicionalmente, deberíamos añadir las controversias en relación a numerosos candidatos/as procedentes de Ciudadanos.

Todos los partidos que se presentan a las elecciones son conocedores de que el mundo rural es clave en la victoria política: no es nada casual el número de actos, vídeos y mítines realizados en pueblos despoblados y castigados por el olvido institucional-social.

Durante la campaña electoral se han publicado numerosas encuestas en relación a las elecciones del día 13F. En líneas generales (y salvo sorpresas) el PP podría gobernar con el apoyo de VOX, y el PSOE sería el principal partido en la oposición. Según la ley electoral, el 7 de febrero fue el último día oficial para publicar encuestas. Los resultados actualizados serían los siguientes: 3 para Soria Ya (encuesta OK Diario); 3 para la España Vaciada (encuesta para El Debate); 3 para EV (encuesta para Vozpópuli); 4/5 para EV (encuesta para El País y la Cadena Ser); 1-4 para EV (encuesta para La Razón), 2 para Soria Ya (encuesta para ABC + El Norte de Castilla) y finalmente, 3 para la EV (encuesta para El Español). El último CIS da a la EV entre 2/3 escaños.

Asumiendo la horquilla 1/5, y siendo conscientes de que estamos hablando de encuestas y no de votos, la marca España Vaciada organizada lograría como mucho 4/5 escaños del total (81). El votante de España Vaciada restaría votos al PSOE y en menor medida al PP (con el trasvase de votos de Ciudadanos a la EV). El descontento en relación a la cuestión rural y la polarización política beneficiará a VOX, obligando al PP a gobernar conjuntamente o forzando una repetición electoral.

La crispación seguirá en aumento

Salvo sorpresas, las especulaciones planteadas se confirmarán en la noche electoral del 13F. Sea cual sea el resultado, y sin duda alguna, el clima de crispación social en el mundo rural español (olvidado) seguirá en aumento. La posible frustración electoral del ciudadano rural “quemado” deberá ser canalizada de manera democrática y respetando la diversidad existente en este país, potenciando el diálogo.

De cara a la posible gobernabilidad solo cabe esperar a los resultados e identificar los posibles pactos, deseando que los votos de España Vaciada sean un canal de representación-presión y no una negociación de concesiones). En vísperas de las elecciones en Castilla y León, se desecha la idea de que EV sea llave (solamente sería así si asumimos la última encuesta del CIS -3- y el PSOE-Unidas Podemos obtienen 34+4).

Si se confirma el fracaso electoral de España Vaciada, a la plataforma estatal no le quedará otra situación que reforzar territorialmente su “músculo político” –de cara a próximas citas electorales– incorporando mecanismos participativos de transformación social que se adapten a los territorios, que sean innovadores respecto al movimiento asambleario fracasado de Unidas Podemos-Rural y que sean asumidos por la población.

Lo que sí es evidente es que el voto rural es de lo poco apetecible que queda de la despoblación.

Raúl Carbajal López recibe fondos públicos para su investigación: de la Universidad de Oviedo (PAPI-18-PF-14) y del Principado de Asturias (Programa Severo Ochoa, BP-19-007).

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el original aquí.

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