En un audaz movimiento que ha generado consternación en la comunidad internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha revelado planes para abordar el prolongado conflicto en la Franja de Gaza. En un enfoque que rompe con las propuestas tradicionales, Trump ha propuesto reubicar a hasta un millón y medio de desplazados de Gaza en Egipto y Jordania, con el objetivo declarado de proporcionarles un alojamiento seguro mientras se lleva a cabo una limpieza de escombros en la región conflictiva.
Durante un vuelo en el Air Force One, Trump confirmó haber discutido la propuesta por teléfono con el rey Abdalá II de Jordania y anticipó un diálogo similar con el presidente egipcio, Abdelfatá Al Sisi. Esta audaz propuesta no limitaría la estancia de los refugiados, lo que sugiere la posibilidad de reasentamientos temporales o más permanentes.
“Le he dicho al rey Abdalá que me encantaría que acogiera a más gente porque ahora mismo ves lo que hay en la Franja de Gaza y es un desastre. Es un verdadero desastre», declaró Trump, haciendo referencia a la situación humanitaria en Gaza. Su plan busca despejar la Franja de Gaza de escombros, insinuando una etapa de reconstrucción posterior, aunque los detalles de este proceso permanecen ambigüos.
La propuesta de Trump, sin embargo, ha enfrentado una resistencia férrea y categórica de parte de Egipto y Jordania, reflejando la profundidad del rechazo histórico a cualquier medida que pueda interpretarse como una nueva ‘Nakba’, la catástrofe del éxodo palestino de 1948. Esta respondió a la creación del estado de Israel y desencadenó un desplazamiento masivo de palestinos, un acontecimiento traumático que aún resuena en la memoria colectiva árabe.
Tanto el presidente egipcio Abdelfatá Al Sisi como el ministro de Exteriores jordano, Ayman Safadi, han expresado un fuerte repudio ante la idea, viéndola como una amenaza a la identidad y existencia misma del pueblo palestino. El mes pasado, Al Sisi la comparó con la eliminación de la identidad palestina, mientras que Safadi catalogó cualquier expulsión forzada de palestinos hacia Jordania como una «declaración de guerra».
Esta controversia emerge en un momento de creciente tensión y desesperanza entre Israel y Hamas, con la guerra que estalló en octubre de 2023 intensificando la urgencia de hallar una solución a la interminable crisis. A pesar de las buenas intenciones declaradas por Trump de proporcionar un refugio seguro para los desplazados, su plan ha sido recibido con escepticismo y condena por gran parte de la comunidad internacional, que lo considera un enfoque unilateral que podría complicar aún más las esperanzas de una solución de paz de dos estados. La propuesta plantea serias preguntas sobre la viabilidad, el impacto humanitario y las implicaciones a largo plazo para una región ya marcada por décadas de conflicto y desplazamiento.
