Periodista estadounidense Evan Gershkovich condenado a 16 años de prisión por Rusia bajo acusaciones de espionaje

En un giro inesperado que evidencia las crecientes tensiones entre Washington y Moscú, un tribunal ruso ha condenado al periodista estadounidense Evan Gershkovich a 16 años de prisión, marcando un histórico y preocupante capítulo en la libertad de prensa a nivel internacional. Gershkovich, corresponsal de The Wall Street Journal, fue detenido bajo acusaciones de espionaje en marzo de 2023, convirtiéndolo en el primer periodista estadounidense en enfrentar tales cargos en Rusia desde la Guerra Fría.

El juicio, que culminó rápidamente tras solo tres audiencias, ha despertado críticas y especulaciones sobre la transparencia y la motivación detrás de estas acciones legales, especialmente considerando el interés demostrado por Estados Unidos en negociar la liberación de Gershkovich. A pesar de que la defensa intentó adelantar las fechas de las vistas judiciales, previamente programadas para mediados de agosto, el resultado no ha sido favorable para el periodista, quien lleva ya 477 días encarcelado.

Gershkovich, de 32 años, fue arrestado en Yekaterimburgo mientras se encontraba en una asignación periodística. Acusado formalmente por el Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia, se le señaló por recopilar información considerada secreta sobre la industria militar rusa, incluidas las operaciones de la empresa JSC NPK Uralvagonzavod, conocida por su producción de tanques y otros armamentos pesados. Esta condena se asemeja a la recibida por Paul Whelan, exmarine estadounidense, que también fue sentenciado por espionaje en junio de 2020.

La Embajada de Estados Unidos en Moscú ha manifestado su descontento, afirmando que las autoridades rusas no han presentado pruebas concluyentes que justifiquen la detención de Gershkovich, mientras continúa denunciando la persecución hacia la disidencia y el periodismo en Rusia. Por otra parte, funcionarios rusos, incluido el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, mantienen que poseen «pruebas irrefutables» de las actividades de espionaje del periodista.

Este caso no solo reaviva las preocupaciones sobre la seguridad y el trato hacia los corresponsales internacionales en Rusia, sino que también subraya la intensificación de una «diplomacia de rehenes», donde los ciudadanos detenidos se convierten en monedas de cambio político. El intercambio de Brittney Griner, baloncestista estadounidense, por Victor But, un destacado traficante de armas ruso, en diciembre de 2022, es un ejemplo reciente de esta compleja dinámica.

La detención y posterior juicio de Gershkovich despiertan ecos de la Perestroika, recordando el caso de 1986 cuando Nicholas Daniloff, otro periodista estadounidense, fue aprehendido por el KGB y liberado semanas después en un intercambio de prisioneros. Con este último hecho, la comunidad internacional observa atentamente, temiendo las repercusiones que este tipo de procesos judiciales puedan tener en la ya tensa relación entre Rusia y Estados Unidos, así como en la seguridad y libertad de la prensa en todo el mundo.

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