En medio de la cobertura constante de la devastación en Valencia provocada por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), un error cometido por la periodista Silvia Ruiz mientras reportaba en directo para el programa «Vamos a ver», desató una ola de controversia. Durante su transmisión, Ruiz interpretó erróneamente una pintada que decía «Pedro HDP» como «Pedro, descansa en paz», refiriéndose al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El desliz no pasó desapercibido, propagándose rápidamente por las redes sociales, donde algunos usuarios acusaron a la periodista de manipulación informativa.
El eco de este incidente llegó hasta el plató de «Vamos a ver», donde Joaquín Prat, uno de los presentadores del programa, intervino públicamente para ofrecer disculpas a nombre del equipo, admitiendo abiertamente el error. «Hemos metido la pata y pedimos disculpas por esa imagen», declaró Prat, evidenciando la postura del programa frente a lo ocurrido.
Silvia Ruiz, posteriormente, tomó la palabra para explicar personalmente la situación, enfatizando en el desgaste que representa para los equipos de reporteros cubrir sucesos de tal magnitud. «Fue un día muy duro para mí», confesó la periodista, y prosiguió explicando las circunstancias que rodearon el lapsus: el apuro y la inmediatez que demanda el trabajo periodístico en directo. A pesar de reconocer su equivocación, Ruiz subrayó la inocencia detrás del error y extendió una disculpa a cualquier persona que pudiera haberse sentido ofendida.
El equipo de «Vamos a ver» cerró filas en torno a Ruiz, destacando la humanidad y profesionalismo que caracterizan su labor. Patricia Pardo y Alfonso Egea se sumaron a las voces que minimizaron el incidente, reiterando la inevitabilidad de los errores en jornadas exhaustivas de trabajo y la importancia de corregir y seguir adelante.
La reacción del programa y sus colaboradores subraya una realidad en el periodismo televisivo: la susceptibilidad a errores es parte de la naturaleza humana, y la rectificación, así como el apoyo entre colegas, son fundamentales para superar los obstáculos que surgen en el camino. Este incidente, aunque menor en el gran esquema de los eventos actuales, sirve como recordatorio de la responsabilidad que conlleva reportar hechos, y de la capacidad de resiliencia y empatía necesarias para navegar el escrutinio público.