En una conmovedora sesión matutina el domingo 2 de junio, el programa ‘D Corazón’ de Televisión Española sorprendió a su auditorio y, especialmente, a uno de sus colaboradores más queridos, Pelayo Díaz, con un homenaje inesperado que tocó las fibras más sensibles del recuerdo y el amor. Jordi González, el anfitrión, preparó el escenario con una reflexión que resuena en muchos: «Todo el mundo, yo creo, es capaz de recordar su primer amor». Esta introducción sirvió de puente para evocar un amor del pasado de Díaz, preguntándole directamente si su primer amor había sido David, refiriéndose al inolvidable David Delfín.
La emoción de Díaz fue palpable cuando recordó cómo su relación con David se manifestó de regreso del Primavera Sound, destacando la inmediatez y la fugacidad de aquellos momentos que parecían detener el tiempo. El programa emitió un vídeo conmemorativo que rememoraba a David Delfín, en lo que sería el séptimo aniversario de su partida, dejando al descubierto la huella imborrable que dejó en la vida de Díaz y en el mundo de la moda española.
Pelayo no pudo más que expresar su gratitud hacia el programa por este dulce gesto, señalando cuán importante es mantener viva la memoria de quienes ya no están entre nosotros. Subrayó el legado de Delfín no sólo como diseñador, sino como la extraordinaria persona que fue, destacando su habilidad para infundir emociones y narrativas personales en sus creaciones de moda.
A través de lágrimas, Díaz compartió intimidades del día a día que le traen a Delfín a su mente, desde las cenas prolongadas hasta los paseos por lugares emblemáticos de Madrid. Lo más doloroso, admitió, es echar de menos esos momentos únicos que compartieron y que, fuera del foco público, conformaban la esencia de su conexión.
En un momento emotivo, Jordi González y Anne Igartiburu, co-presentadora, consolaron a Pelayo, resaltando cómo la memoria de Delfín se refleja en los pequeños detalles cotidianos y, en particular, en el brillo de los ojos de Díaz. Este resaltó cómo elementos tan simples como una cremallera redonda o unas deportivas coloridas pueden servir como candentes recordatorios del espíritu y la personalidad de quien fue, en palabras de Díaz, un «niño que le quedaba todo por hacer».
Este homenaje, más que un simple segmento televisivo, se convirtió en un recordatorio emotivo de que, aunque las personas puedan irse, las memorias y su impacto perduran. El programa ‘D Corazón’ logró capturar con delicadeza la esencia de un primer amor que, contra todo pronóstico, trasciende el tiempo y la distancia, manteniéndose vivo en el recuerdo y el corazón.
