El joven piloto de motociclismo Pedro Acosta, quien ha emergido como uno de los nombres más brillantes en el deporte a sus 19 años, recientemente compartió algunas vivencias personales y profesionales en su aparición en el programa de televisión «El Hormiguero», conducido por Pablo Motos. Campeón de la Red Bull MotoGP Rookies Cup en 2020 y poseedor de dos títulos mundiales en su haber, Acosta ha solidificado su estatus como una estrella en ascenso en el mundo de las carreras.
Durante la entrevista, Acosta reveló las dificultades y momentos embarazosos que ha enfrentado en la pista, incluyendo situaciones extremas como vómitos durante las competiciones, que describió con humor, generando risas entre el público y el propio Motos. «Vomitar es lo peor que me ha pasado porque se te cierran los ojos, se te llenan de lágrimas y te queda el casco lleno de todo», comentó Acosta, provocando la simpatía y la admiración de los presentes por su transparencia y capacidad para sobrellevar las adversidades con una sonrisa.
Pero no todo en la charla se centró en las anécdotas ligeras; Acosta también compartió la emotiva historia de los sacrificios familiares que permitieron su éxito en el deporte. Proveniente de una familia de pescadores, su trayectoria hacia el profesionalismo en las carreras de motos estuvo marcada por los enormes esfuerzos de su familia, incluyendo el abandono del trabajo de su madre y la hipoteca de la empresa familiar para financiar su carrera. «Todo lo que soy hoy en día es por ellos», afirmó Acosta conmovido, refiriéndose al compromiso de su familia con su sueño, una dedicación que ha dado sus frutos pero que también ha requerido de grandes sacrificios.
Esta aparición en «El Hormiguero» permitió ver más allá del competidor, ofreciendo una visión de la persona detrás del casco; un joven que, pese a las presiones y desafíos de su carrera, mantiene una conexión profunda con sus raíces y valora por encima de todo el apoyo incondicional de su familia. En un mundo donde la jóvenes promesas enfrentan presiones inimaginables, historias como la de Pedro Acosta resaltan el valor de la resiliencia, la humildad y el agradecimiento.