En un intento de comparar, las colinas de Lickey, Clent o Walton en Birmingham parecen mundos diferentes frente a las que rodean Puertollano, que a pesar de sus diferencias, se ha convertido en un refugio para los entusiastas del deporte al aire libre. La conexión entre estas ciudades, pese a su lejanía, radica en la presencia de grupos de corredores que, inspirados por la famosa banda de los Peaky Blinders, han formado su propia comunidad en una clave más deportiva y menos combativa; en Puertollano, el nombre evoca a un grupo muy especial, los ‘runners’.
Este nuevo grupo, a diferencia de los originales Peaky Blinders, corre sin propósito de conflicto, animados por el simple placer de la carrera y la naturaleza. Según Víctor Cámara, el mentir de este colectivo, si bien llevan el nombre de los notorios pandilleros, su misión es completamente diferente; buscan el diálogo antes que el enfrentamiento. No obstante, su verdadero reto es superar limitaciones personales, participando en maratones y desafíos de resistencia que prueban su tenacidad y pasión por el running.
Los Peaky Runners, defensores del humor negro
Lo que distingue a los Peaky Runners no es solo su amor por la carrera, sino cómo han tejido el humor negro en el tejido de su comunidad. Este grupo, que celebra su primer aniversario, ha transformado la competición en camaradería, subvirtiendo las expectativas mediante anécdotas que muestran su enfoque único hacia la competencia y el sentido de pertenencia. Con una clara preferencia por la diversión y el apoyo mutuo sobre el logro individual, han creado un espacio donde el disfrute y la risa prevalecen sobre cualquier trofeo o reconocimiento.