En una victoria electoral abrumadora, el presidente de Ruanda, Paul Kagame, ha consolidado de manera firme su gobierno, asegurando un cuarto mandato al frente de la nación africana con un extraordinario 99 por ciento de los sufragios, en unas elecciones que solidifican tres décadas de liderazgo. Este resultado, conforme a los conteos parciales ofrecidos por la Comisión Nacional Electoral (NEC), señala un respaldo masivo por parte de la población ruandesa en estas elecciones generales.
Kagame, quien dirige la nación desde la culminación del genocidio en 1994, ha sumado poco más de siete millones de votos, representando el 99,15 por ciento del apoyo electoral, distanciándose enormemente de sus contendientes más cercanos. El líder del Partido Verde, Frank Habineza, y el candidato independiente Philippe Mpayimana quedaron lejos en la contienda, con el 0,53 y el 0,32 por ciento de los votos, respectivamente.
La jornada electoral destacó también por una participación significativa, con el 78,94 por ciento del electorado ruandés emitiendo su voto, según los datos publicados por la NEC en sus plataformas sociales. Estos resultados, aunque provisionales y sujetos a actualización después del 20 de julio, apuntan a una victoria indiscutible para Kagame, siendo los definitivos esperados para el 27 de julio.
El mandato continuado de Kagame ha sido marcado tanto por avances en el escenario internacional, con Ruanda emergiendo como sede de importantes conferencias y eventos deportivos, como por críticas sobre el estado de la democracia y la libertad de expresión en el país. A lo largo de las últimas tres décadas, la estabilidad y el crecimiento económico de Ruanda han sido notables, pero no exentos de controversia, incluyendo reportes de opositores desaparecidos o asesinados.
La figura de Kagame se forjó en el lodo de la confrontación, emergiendo como líder ‘de facto’ tras el genocidio que cobró la vida de más de 800.000 tutsis y hutus moderados. Desde entonces, su liderazgo ha llevado al país desde la profundidad de la tragedia hasta la estabilidad y el crecimiento, aunque a sombras de interrogantes sobre la competitividad política y la pluralidad en Ruanda.
Esta victoria electoral por margen tan amplio relanza a Kagame al frente de Ruanda por otro período, en el que tanto sus simpatizantes como detractores estarán observando de cerca la dirección que tomará uno de los países más dinámicos pero controversialmente liderados de África. La consolidación de poder en manos de Kagame sin duda será motivo de análisis en foros internacionales sobre democracia y derechos humanos, así como en discusiones sobre el modelo de desarrollo económico y social de Ruanda.