La preocupación por la imagen personal ha cobrado una dimensión cada vez más alarmante entre los jóvenes. Este miércoles, el programa Vamos a ver salió a las calles para abordar un fenómeno creciente: la dismorfia del selfie. Bajo el lente crítico de Patricia Pardo, presentadora del programa, se expuso cómo muchos jóvenes se obsesionan por retratarse como “su mejor versión retocada”, un reflejo distorsionado que tiene cada vez más consecuencias en su bienestar emocional.
La periodista no escatimó en advertencias sobre el impacto de esta dismorfia estética. “Está teniendo consecuencias muy graves”, alertó, mencionando casos de adolescentes que no se atreven a salir de casa por miedo a ser juzgados por su apariencia natural. Más preocupante aún es el incremento de intervenciones quirúrgicas como respuesta a una insatisfacción corporal que, en muchos casos, es alimentada por redes sociales y la cultura del perfeccionamiento digital.
La voz de la psicóloga Rocío Ramos-Paul, conocida también como Supernanny, resonó en el plató, uniendo su experiencia profesional a la conversación. “Son vulnerables, están en una edad en la que todo les influye y dan mucha importancia a la estética e imagen que dan”, comentó, enfatizando que tanto chicas como chicos pueden ser presa de este trastorno. En su análisis, la insatisfacción puede llevar a decisiones drásticas: “La insatisfacción es tal que tiran de cirugía”, advirtió, subrayando que estas soluciones nunca abordan el núcleo del problema, que es más profundo y emocional.
Una confesión de Patricia Pardo añadió un matiz personal a la discusión. “Los que llevamos mucho tiempo en televisión tenemos también el ‘complejo de cara de tele’”, compartió, refiriéndose a la presión constante de mantener una imagen idealizada frente a las cámaras. Ella misma se siente en la línea de fuego de esta insatisfacción, comentando que después de sesiones de maquillaje, el reflejo en el espejo a menudo no cumple con sus expectativas.
La conversación pronto giró hacia un llamado a la autenticidad y la autoaceptación. Rocío Ramos-Paul instó a los jóvenes a reencontrarse con su verdadero yo: “Sal sin maquillar y, si no tienes ansiedad, no tienes que venir a verme”. Este consejo, un destello de lucidez en un mar de ilusiones de perfección, resuena en un contexto donde la búsqueda de validación a menudo eclipsa la intrínseca belleza de ser uno mismo.
Así, en plena era de la imagen digital, la discusión se convierte en un urgente recordatorio sobre la importancia de cuidar no solo la apariencia, sino también la autoestima y la salud mental. La batalla contra la dismorfia del selfie parece ser una de las luchas clave para una generación atrapada entre la realidad y la ilusión de las redes sociales.