Las trabajadoras de la residencia de personas mayores Alcabala de Albacete han dado un paso adelante en su lucha por sus derechos laborales al realizar el primero de los tres paros parciales programados. La medida surge como respuesta a lo que describen como un nuevo abuso por parte de SPS, la empresa adjudicataria del servicio de limpieza y lavandería de la residencia.
Según Gloria Lozoya, responsable de CCOO Hábitat, las empleadas se han visto forzadas a este acto de protesta dada la falta de opciones legales restantes, ya que múltiples cuestiones ya están sometidas a procesos judiciales. En particular, el conflicto actual se centra en la imposición unilateral de los días de vacaciones por parte de SPS. La representante sindical destacó que la decisión de limitar la huelga a una hora responde al deseo de minimizar el impacto en los residentes mayores.
Las afectadas por estas políticas de la empresa no son únicamente las 17 trabajadoras de la residencia Alcabala, sino que también se encuentran empleadas de otros centros, como el Hospital Quirón y Santa Cristina, que se han sumado a la concentración en solidaridad y porque comparten problemas similares de incumplimiento del convenio por parte de SPS.
Desde agosto de 2022, el sindicato ha estado en disputa con la empresa debido a su resistencia a aplicar el convenio de restauración colectiva, sustituyéndolo por el de hostelería y, según acusaciones, con aplicaciones incorrectas que resultan en salarios bajos, de entre 800 y 900 euros mensuales, situándose incluso por debajo del salario mínimo interprofesional.
La actitud de SPS también ha sido criticada por su falta de cooperación, incluyendo ausencias en procesos de mediación, lo cual es interpretado por CCOO como una falta de respeto hacia las empleadas de la residencia.
Dolores Vera, miembro del comité de empresa y trabajadora de la residencia, expresa el desánimo generalizado entre las trabajadoras y exige a SPS que respete y cumpla con las condiciones estipuladas en el convenio laboral, tal como ellas cumplen con sus responsabilidades para asegurar que se preste un servicio de calidad. La serie de paros programados refleja el nivel de frustración y la determinación de las empleadas por defender sus derechos y condiciones laborales.