El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha realizado una comparación del panorama político español con un «juego de ‘brokers’ de Wall Street», cuestionándose en qué momento se cambió «la baraja española por una de poker». Estas declaraciones se produjeron durante un encuentro informativo organizado por el digital Encastillalamancha, donde García-Page expresó sus inquietudes sobre la situación política actual en contraposición a la estabilidad que percibe en su comunidad autónoma.
El presidente destacó que en Castilla-La Mancha se continúa jugando con «la baraja española, la típica de Fournier», lo que permite una comunicación clara entre los actores políticos. Esto, según él, facilita el entendimiento y la toma de decisiones en un marco seguro y estable. En sus declaraciones, contrasta esta situación regional con la confusión del panorama nacional, donde asegura que se desconoce quién va a «subir» o «bajar» en términos políticos, a lo que añadió que «uno da más, el otro apuesta».
García-Page enfatizó que «la baraja convencional es la única que importa», ya que las decisiones tomadas cada cuatro años tienen repercusiones prolongadas en el tiempo. En este sentido, abogó por la necesidad de una «fórmula del Quijote» que permita enraizarse en la sabiduría auténtica, detectando las corrientes de fondo que realmente importan en la sociedad, en lugar de dejarse llevar por tendencias superficiales y modas pasajeras.
En otro punto de su intervención, el presidente regional criticó la situación de la financiación autonómica, señalando que lleva 11 años escuchando sobre cambios en este ámbito sin que se haya concretado ninguno. Abogó por un proceso de convergencia en lugar del modelo actual, alegando que «cuando seamos capaces de tener un nuevo modelo de financiación, todos tendremos más ingresos». García-Page subrayó que mientras el Estado ha incrementado sus ingresos en cuatro veces más que las autonomías durante este periodo, no puede sostenerse que todas las regiones saldrán beneficiadas si se continúan otorgando privilegios a algunas. En sus palabras, «no puede haber un modelo de financiación progresista y justo» en un contexto donde existen demandas de excepciones y negociaciones específicas para ciertos grupos.